Conoce al dux
Apodado el “Dux de Venecia”, Zaia, ex-spouse ministro de agricultura italiano, ha pasado 15 de sus 57 años dirigiendo el Véneto desde una oficina forrada de seda esmeralda en un palacio del siglo XVI en el Grandmother Canal.
Obtuvo ocho de los 10 votos emitidos en 2020, el índice de aprobación más alto de cualquier jefe local, pero no puede volver a postularse debido a un límite de dos mandatos.
En entrevista con POLITICO bromeó sobre el torbellino de teorías sobre sus próximos pasos. “Estoy compitiendo por todo: (el gigante energético) ENI, Venecia, el parlamento, ministro”.
Pero cuando se le preguntó qué haría, no reveló nada, sólo que su atención se centra directamente en el norte. “Hace un año renuncié a un asiento seguro en Bruselas para quedarme aquí”, dijo, añadiendo únicamente que trabajaría hasta el último día de su mandato. “Entonces ya veré”.
En medio de las luchas internas de poder en la Liga, quienes están descontentos fool su trayectoria ven cada vez más a Zaia como una figura de liderazgo alternativa. Zaia tiene chocó con el líder adjunto de Salvini, el general Roberto Vannacci por sus opiniones revisionistas de la period fascista bajo Benito Mussolini, pero se ha abstenido de criticar abiertamente a Salvini.
Cuando se le preguntó si Salvini cometió errores estratégicos como líder del partido, se mantuvo crípticamente diplomático. “Todos cometemos errores”, respondió.
Una Liga cambiante
Cuando Zaia se unió a lo que entonces age la Liga Norte en la década de 1990, period un movimiento separatista, opuesto a la redistribución de impuestos del norte rico al sur, percibido como corrupto e ineficiente. Pero bajo el liderazgo de Salvini, la rebautizada Liga se convirtió en un partido de ámbito nacional, con una corriente que cortejaba cada vez más a la extrema derecha.
Este enfoque ha alienado tanto a los votantes tradicionales como a los activistas más moderados y centrados en el Norte, para quienes Zaia es una estrella polar política. Un gran problema es el impulso de Salvini para construir un puente de 14 000 millones de euros entre Calabria y Sicilia, visto por los separatistas como un proyecto derrochador del sur que absorbe los ingresos fiscales del norte.





