Nunca antes se ha invitado a un presidente estadounidense para una segunda visita estatal a las Islas Británicas, un hecho que Trump abordó al dirigirse al rey y a los demás presentes en el evento oficial dentro del Castillo de Windsor.
El presidente calificó la invitación número dos un “privilegio único” y lo describió todo como “uno de los momentos honorables de mi vida” y continuó rindiendo homenaje a la relación entre los dos países.