El gobierno holandés anunció el miércoles que suspendería su intervención en el fabricante de chips informáticos Nexperia después de conversaciones “constructivas” con China sobre una disputa que ha provocado escasez de chips necesarios para los fabricantes de automóviles.
El Estado tomó el control efectivo de Nexperia el 30 de septiembre, diciendo que la medida era necesaria para evitar que el ex director ejecutivo de la compañía trasladara sus operaciones a China.
La empresa tiene su sede en la ciudad de Nijmegen, pero es propiedad de la empresa china Wingtech Technology. Los Países Bajos tomaron medidas para tomar el control después de que Estados Unidos pusiera a Wingtech en su “lista de entidades” y la sometiera a controles de exportación.
Beijing respondió deteniendo las exportaciones de productos terminados de Nexperia el 4 de octubre, una medida que alivió en los últimos días como parte de la tregua comercial entre Estados Unidos y China luego de la reunión del presidente estadounidense Donald Trump con el líder chino Xi Jinping.
El ministro de Economía holandés, Vincent Karremans, dijo el miércoles que suspender la intervención gubernamental en virtud de una ley rara vez invocada representaba un gesto de buena voluntad, y añadió que las conversaciones continuarán.
“Somos positivos sobre las medidas ya tomadas por las autoridades chinas para garantizar el suministro de chips a Europa y al resto del mundo”, afirmó en un comunicado.
“A la luz de estos acontecimientos, los Países Bajos han considerado que es el momento adecuado para dar un paso constructivo suspendiendo la orden en virtud de la Ley de Disponibilidad de Mercancías”.
De la declaración de Karremans no quedó claro de inmediato quién recuperaría el control de las operaciones.
La disputa entre los dos países ha amenazado el suministro de chips críticos para la industria automotriz mundial, ya que las piezas de Nexperia son ampliamente utilizadas por los principales fabricantes de automóviles en América del Norte, Japón y Corea del Sur.
Los fabricantes de automóviles advirtieron en las últimas semanas que se estaban quedando sin chips y Honda se vio obligada a cerrar una fábrica en México que producía su popular crossover HR-V para los mercados norteamericanos.








