Una instalación secreta de Harvard está almacenando publicaciones, obras culturales y producción científica de Israel como medida de precaución, supuestamente preservando el patrimonio del país “en caso de que Israel deje de existir”, según informes de los medios israelíes.

El informe, publicado por el diario Haaretz bajo el título “En un sitio secreto de Harvard, se conserva un archivo masivo de israeliana, en caso de que Israel deje de existir”, dijo que el archivo contiene decenas de miles de volúmenes y obras de todas las disciplinas que representan la cultura israelí, todos catalogados y almacenados en grandes salas subterráneas.

Según el periódico, el poeta y novelista israelí Haim Be’er dijo que los organizadores de una conferencia literaria de finales de los años 1990 en Harvard lo llevaron a lo que describió como un “lugar extraordinario”. Dijo que el edificio parecía un templo griego desde fuera antes de que lo condujeran a un vasto sótano.

Be’er dijo que entró en “un espacio enorme lleno de materiales impresos”, y agregó que vio mujeres jóvenes trabajando sin parar frente a las computadoras, cada una de las cuales documentaba elementos que normalmente no se encuentran en una biblioteca académica”.

Dijo que el archivo incluía “panfletos de la sinagoga, boletines del kibutz, folletos conmemorativos de los soldados caídos, banderas de Simjat Torá, anuncios y materiales de campaña política”.

Harvard no ha emitido ningún comentario sobre el informe.

Haaretz dijo que el personal de Harvard no ve estos artículos como efímeros marginales sino como valiosos documentos sociales que capturan los cambios en la sociedad, el idioma, la política y la religión israelíes a lo largo del tiempo.

Según el informe, el archivo no es una iniciativa académica estándar sino que funciona como un “sistema de memoria alternativo” para Israel. Su independencia de las instituciones gubernamentales israelíes, añadió el periódico, le da mayor seguridad en caso de crisis nacionales.

Be’er, que visitó el sitio, lo describió como un “respaldo completo de la cultura israelí”, y dijo que almacenar los materiales en Estados Unidos sirve como una forma de “seguro de civilización” para garantizar la supervivencia de la historia cultural y social de Israel en un entorno políticamente estable.

El informe decía que el proyecto fue dirigido por el erudito judío Charles Berlin, quien fue designado en la década de 1960 para dirigir una nueva división en Harvard dedicada a documentar la vida y la cultura judías a través de generaciones.

Los bibliotecarios de Harvard dijeron que la división ahora posee aproximadamente un millón de artículos de archivo, cada uno de los cuales contiene potencialmente docenas o cientos de documentos, incluidas decenas de miles de horas de grabaciones de audio y video y al menos seis millones de imágenes, dijo el periódico.

Haaretz citó a Moshe Mosk, quien dirigió el archivo estatal de Israel de 1984 a 2008, diciendo que se negaba a compartir colecciones sensibles con Berlín porque no se sentía cómodo con la premisa del proyecto de que Israel podría no sobrevivir.

El escritor israelí Ehud Ben-Ezer, que también trabajó con Berlín, dijo que el académico enfrentó duras críticas, incluso por parte de un joven historiador israelí que lo acusó de documentar a Israel sin dudas sobre su futuro.

Añadió que Berlín creía que el proyecto no requería una catástrofe para justificarlo, y señaló que los archivos en Israel son vulnerables a inundaciones, incendios o negligencia debido a que se almacenan en malas condiciones.

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