Calentar el auto en invierno o el aire acondicionado gasta mucho combustible: ¿real o falso? / freepik
Pocos son los temas que despiertan tanta pasión como el fútbol, el asado y el auto.
En Argentina, tener un coche no es solo una necesidad: es casi un vínculo afectivo. El mecánico del barrio es confidente, psicólogo y a veces juez. Y entre charlas de taller o sobremesas, los consejos se transmiten como mandamientos: “Cambiá el aceite cada 5.000 kilómetros”, “no arranques sin calentar el motor”, “lavarlo seguido arruina la pintura”. Pero, ¿cuánto de todo eso sigue siendo cierto?

No usar el auto ¿prolonga o daña el vehículo? / Freepik
Los autos cambiaron. Los motores, los lubricantes y hasta los sistemas electrónicos dejaron atrás muchas de esas costumbres heredadas de los años ochenta o noventa. Por eso, hoy vale revisar –con los pies en la tierra y las manos limpias— qué es mito y qué sigue siendo verdad.
Lo cierto es que el auto, en una sociedad como la nuestra, es parte de la familia: no se lava, se mima. Se escucha, se discute, se le habla. Muchos lo heredan del padre o lo cuidan como si fuera un hijo. Por eso, revisar los mitos no es solo una cuestión técnica, sino casi emocional. Cuidar el auto, en el fondo, es cuidar también el pedazo de historia y de independencia que representa.

Revisar el agua e inflar la ruedas, tips claves de cuidado / Freepik
Así que la próxima vez que el vecino te diga “yo al mío le pongo aceite cada tres meses aunque no haga falta”, podés sonreír con ternura y contestarle: “Los tiempos cambiaron”.
Y arrancar tranquilo, sabiendo que la verdadera clave del cuidado está en el conocimiento, no en la superstición.
Hábitos que alargan la vida del auto
1 Revisar aceite, agua y presión de neumáticos una vez por mes.
2 Evitar las aceleraciones y frenadas bruscas.
3 No circular con poco combustible (puede arrastrar impurezas del tanque).
4 Hacer los servicios oficiales o de confianza, aunque parezcan caros.
5 Prestar atención a los ruidos nuevos: suelen ser la primera señal de alerta.
MITO 1: “Hay que cambiar el aceite cada 5.000 kilómetros”
Verdad: ya no.
Durante décadas parecía ser una regla de oro, pero los aceites actuales —especialmente los sintéticos y semisintéticos— duran más y protegen mejor. La mayoría de los fabricantes recomienda hacerlo cada 10.000 o 15.000 kilómetros, según el tipo de motor y el uso. Cambiarlo antes de tiempo no daña el auto, pero sí el bolsillo. Lo importante es usar el lubricante correcto y reemplazar también el filtro de aceite.
MITO 2:”Conviene calentar el motor antes de arrancar”
FALSO… en los autos modernos.
Esa práctica tenía sentido cuando los motores eran carburados y necesitaban estabilizar la mezcla de aire y combustible. Hoy, con la inyección electrónica, el motor ajusta solo la temperatura. Dejarlo en ralentí solo consume nafta y genera contaminación. Lo mejor: arrancar y manejar suave durante los primeros minutos, sin acelerones.
MITO 3: “Lavar el auto seguido arruina la printura”
Eso depende.
El agua y el jabón no dañan la pintura, pero sí lo hacen los productos abrasivos, el sol directo o los trapos sucios que rayan el barniz. Lo ideal es lavarlo a la sombra, con shampoo neutro y microfibra. Y si está recién encerado, mucho mejor. De hecho, la suciedad acumulada (especialmente el polvo o el barro) sí puede deteriorar la pintura, así que dejarlo sucio “para cuidarlo” es una excusa más que un consejo.
MITO 4: “El aire acondicionado aumenta mucho consumo”
Verdadero, pero con matices
El compresor del aire demanda energía al motor y puede aumentar el consumo entre 5% y 10%. Sin embargo, conducir con las ventanillas abiertas a más de 80 km/h genera una resistencia aerodinámica que gasta casi lo mismo. Además, usar el aire ayuda a mantener el sistema lubricado y evita que se sequen los conductos. Lo importante: no abusar del frío extremo y hacer un encendido breve cada tanto, incluso en invierno.
MITO 5: “Los autos automáticos consumen más”
FALSO (al menos, ya no)
Los viejos automáticos con convertidor de par eran verdaderos bebedores de combustible, pero las cajas automáticas modernas, con más relaciones y gestión electrónica, igualan —y a veces superan— a las manuales. Las “CVT” o de “doble embrague” optimizan las revoluciones y reducen el gasto. Así que no: tener un automático no significa gastar más, sino manejar más relajado.
MITO 6: “Su el auto no se usa, se conserv mejor”
Rotundamente falso.
La inactividad prolongada daña. Las baterías se descargan, los neumáticos se deforman, los líquidos pierden propiedades y el combustible se degrada. Si vas a dejarlo parado, conviene arrancarlo cada tanto, moverlo unos metros y revisar los niveles. Un auto necesita circular: está hecho para eso.








