Miles de personas marcharon en la ciudad brasileña de Belem el sábado, cuando la conferencia climática COP30 de la ONU marca su punto medio.
Los organizadores denominaron el evento la “Gran Marcha del Pueblo”.
La movilización masiva se produce después de dos protestas lideradas por indígenas que interrumpieron la conferencia sobre el clima a principios de semana.
El sábado, los manifestantes marcharon 4,5 kilómetros (2,8 millas) por la ciudad.
A los activistas ambientales se unieron pueblos indígenas que sostenían pancartas, banderas, coreaban consignas y tocaban música a todo volumen en los parlantes.
La última protesta de este tipo en la cumbre anual sobre el clima de la ONU tuvo lugar hace cuatro años en la COP26 en Glasgow.
Las últimas tres reuniones anuales se llevaron a cabo en Egipto, Dubai y Azerbaiyán, cuyos gobiernos no fueron amigables con las protestas durante la conferencia.
La COP30 en Belem se extenderá hasta el viernes y los activistas ambientales esperan que se puedan lograr algunos avances en la cuestión del cambio climático y sus efectos adversos, particularmente en las comunidades vulnerables.
Paralelamente a la reunión de la ONU, en la Universidad de Belem se celebra también la “Cumbre de los Pueblos”, en la que se reúnen centenares de ONG, movimientos ecologistas y redes de Brasil y del extranjero. La mesa redonda de activistas se reúne durante la cumbre de la ONU desde 2023.
Activistas exigen reparaciones
En la manifestación, los manifestantes renovaron las demandas de reparaciones pagadas por los daños causados por corporaciones y gobiernos considerados responsables del calentamiento de la Tierra a comunidades pobres y marginadas, que tienen un efecto mucho menor en el clima.
Algunos manifestantes se vistieron de negro, para representar un funeral por los combustibles fósiles, uno de los principales contribuyentes al cambio climático.
Los manifestantes hicieron desfilar tres ataúdes marcados con las palabras “carbón”, “petróleo” y “gas”.
En una oda a las numerosas muertes de activistas ambientalistas, cientos de manifestantes vistieron camisetas rojas, que simbolizan la sangre que han derramado para proteger el medio ambiente.
Los manifestantes también sostenían una bandera de Brasil adornada con las palabras “Amazonía protegida”, en referencia a la selva amazónica, una herramienta crucial en la lucha contra las emisiones de carbono, amenazada por la deforestación y la agricultura comercial.
Editado por: Sean Sinico







