Cientos de destacados economistas y otros expertos, incluida la exsecretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, pidieron el viernes que el mundo establezca un panel internacional independiente sobre la desigualdad de ingresos y riqueza.
El llamado en una carta abierta se produjo antes de la cumbre del Grupo de los 20 en Sudáfrica el próximo fin de semana, cuando se presentará a los líderes mundiales un informe sobre la desigualdad global presidido por el economista estadounidense ganador del Premio Nobel Joseph Stiglitz.
Ese informe, que se publicó este mes, decía que el mundo enfrenta una emergencia de desigualdad, así como una emergencia climática, lo que genera más inestabilidad política y conflictos, y “una menor confianza en la democracia”.
Entre 2000 y 2024, el 1% más rico captó el 41% de toda la nueva riqueza creada en el mundo, según el informe. Mientras tanto, una de cada cuatro personas en todo el mundo (alrededor de 2.300 millones de personas) se enfrenta ahora a una inseguridad alimentaria moderada o grave, lo que significa que se salta comidas con regularidad. Ese número ha aumentado en 335 millones de personas desde 2019, según el informe.
El informe recomendó un nuevo Panel Internacional sobre Desigualdad para asesorar a los gobiernos sobre cómo abordar el problema de la misma manera que lo hace el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático designado por la ONU para ayudar a desarrollar políticas climáticas.
Los economistas y expertos en desigualdad, entre los que se incluyen premios Nobel y ex altos funcionarios del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, dijeron en su carta dirigida a los líderes mundiales que les preocupaba “que las concentraciones extremas de riqueza se traduzcan en concentraciones antidemocráticas de poder, desmoronando la confianza en nuestras sociedades y polarizando nuestra política”.
Sudáfrica, que acoge la cumbre del G20 los días 22 y 23 de noviembre, quiere que la desigualdad global sea uno de sus temas principales, aun cuando la propia Sudáfrica está clasificada como el país más desigual del mundo por el Banco Mundial.






