El caso de la ciberestafa millonaria que se denunció en la Justicia de La Plata -que publicó en exclusiva EL DIA- en la que un abogado platense perdió sus ahorros en una maniobra piramidal con criptomonedas podría ser la punta de iceberg que no se sabe hasta podría llegar.

Como se detalló, la víctima había invertido 5.000 dólares en una plataforma digital que “prometía multiplicar el capital en pocos meses”. La Justicia investiga un fraude que ya habría alcanzado a casi 200 personas y superaría los 250.000 dólares.

En el nuevo mapa del delito, ya no hacen falta pasamontañas ni armas de fuego: basta con una pantalla y un discurso seductor para que cientos de personas queden atrapadas en la red.

Un abogado de La Plata pudo dar fe de esta dura realidad. Tras depositar su confianza y sus ahorros en una plataforma de inversiones en criptomonedas, terminó convertido en víctima de una maniobra fraudulenta que hoy se investiga como una estafa piramidal de alcance masivo.

La escena no transcurrió en una calle oscura ni en un domicilio violentado, sino en el terreno intangible del ciberespacio. Allí, bajo la fachada de un negocio legítimo, los denunciados prometían multiplicar el capital en cuestión de meses, amparándose en supuestas operaciones financieras automatizadas.

Al principio, todo parecía real: las cuentas mostraban un saldo positivo, un espejismo de rentabilidad extraordinaria. Pero de un día para el otro, el dinero se evaporó sin dejar rastro.

Según pudo saber este diario, el abogado había invertido un total de 5.000 dólares, prácticamente la totalidad de su patrimonio personal. Sin embargo, su caso sería apenas la punta del iceberg. El cálculo general trepa a más de 250.000 dólares en perjuicio de unos 190 inversores.

Los investigadores sospechan que se trató de un esquema diseñado para seducir con ganancias rápidas, exhibir lujos en redes sociales y sostener la ilusión a través de grupos exclusivos de WhatsApp y Telegram, hasta que la burbuja se rompió y el capital desapareció.

El caso ya tiene carátula judicial: estafa reiterada y asociación ilícita. Entre las pruebas figuran chats, capturas de pantalla, publicaciones promocionales y hasta domicilios vinculados a los acusados. El fiscal interviniente evalúa medidas urgentes, como el congelamiento de cuentas y allanamientos, para impedir que los responsables dispongan del botín y continúen captando nuevos incautos.

La estafa que golpeó al abogado y a otros casi 200 inversores recuerda inevitablemente el escándalo que en octubre del año pasado sacudió a San Pedro, donde unas 20 mil personas —casi un tercio de la población— invirtieron en una supuesta financiera de criptomonedas que prometía retornos fabulosos y terminó desplomándose como un esquema piramidal clásico.

Mientras tanto, la investigación avanza contrarreloj. Cada día que pasa puede significar un nuevo damnificado que, detrás de la promesa del éxito financiero, termine viendo desvanecerse sus ahorros en la penumbra digital.

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