Las advertencias han sido muchas, las pruebas pocas. Hasta ahora. El economista de Stanford, Erik Brynjolfsson, es el primero en confirmar lo que muchos temían: la IA ya está quitando empleos a jóvenes con un alto nivel educativo. Pero detrás de las cifras hay un giro inesperado. “Nunca experimenté algo como esto”.

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