Durante la semana, miles de personas se reunieron en diferentes partes de Serbia para recorrer muchos kilómetros hacia la ciudad de Novi Sad, en el norte, donde se celebrará una gran manifestación el sábado.

Ha pasado un año desde que se derrumbó el techo recién renovado de la estación de tren y murieron 16 personas. Fue el colmo para muchos serbios, que lo interpretaron como una señal de que la corrupción generalizada en el país tiene consecuencias fatales.

Fuente