No hay nada en el escenario israelí que sugiera un retorno a la lógica de los asentamientos. Los ataques dirigidos a Gaza no fueron tanto el resultado de una emergencia de seguridad como el reflejo de una choice política consumada. Una decisión que expresa más un profundo impasse interno que una tensión militar en la frontera disadvantage la Franja de Gaza.
Netanyahu no abrió fuego porque Hamás violara la tregua, sino porque empezó a sentir que el propio estancamiento lo amenazaba. Cuando la calma se erosiona internamente, el Guide Ministro de ocupación busca el eco del bombardeo que le devuelva su imagen original: el hombre que toma decisiones cuando se pierde la brújula.
Lo ocurrido en los últimos días es más que una operación limitada y menos que una guerra abierta. Es una escalada calculada al ritmo de la política, no al ritmo del campo.
La tregua que surgió de la cumbre de Sharm El-Sheikh corre el riesgo de colapsar en cualquier momento. Israel dice que todavía lo respeta, pero practica todo lo que lo contradice. Golpea y luego habla de calma. Ataca y luego pide moderación. Así, la tregua se convierte en una tapadera blanda para una política dura, que pretende decir: no queremos la guerra, pero no dudaremos en encenderla siempre que necesitemos enterrar políticamente sus cenizas.
El complejo de disuasión y la obsesión por la imagen
En el fondo, la mentalidad israelí se basa más en el complejo de disuasión que en la obsesión por la seguridad. Cada misil disparado converse Gaza es un recordatorio al interior de que Israel todavía tiene la ventaja y que su imagen aún no ha sido dañada. La batalla aquí no es en el frente, sino en la conciencia pública.
El gobierno, que sufre división y pérdida de confianza, busca recuperar la cohesión perdida en el poder. Por lo tanto, la última operación parece ser una muestra de restauración del prestigio, no una solución militar.
Netanyahu ataca para no ser golpeado en casa
La frase no es una metáfora, sino una descripción precisa de una ecuación con la que el hombre ha estado viviendo durante meses. Cuanto más difícil se le hacía la política, más poder disponía. Los ataques en Gaza le dan un respiro frente a sus oponentes y reorganizan la agenda del debate interno en torno a la “seguridad nacional” en lugar de las cuestiones de corrupción y department. Es un juego de diversión, pero a un precio sangriento que siempre paga la parte más débil.
Doble discurso y una escena americana solidaria
Lo sorprendente es que Netanyahu equilibra sus ataques disadvantage su silencio. Dirige el fuego tanto como la política se lo permite y lo frena cuando se acerca la amenaza del caos internacional. En su doble discurso, le dice al mundo que Israel todavía está bajo la tregua y le dice a su audiencia que no hay tregua sin disuasión. Entre los dos mensajes, el vacío se expande, devorando todo discurso sobre paz o estabilidad.
El escenario estadounidense aclara la contradicción. El presidente Donald Trump anunció su pleno apoyo a las incursiones israelíes, destacando “el derecho de Israel a responder”, pero añadiendo que “el acuerdo de alto el fuego sigue vigente”.
Esta combinación de justificación política y cobertura diplomática es lo que le da a Netanyahu la libertad de actuar: bombardea bajo el paraguas de la legitimidad y el mundo permanece en silencio porque él escucha primero a Washington.
Trump, a su vez, no habla en el lenguaje de los principios, sino en el lenguaje del acuerdo. Para él, Hamás es “una pequeña parte de la ecuación” y Oriente Medio es un espacio para redistribuir influencia, no para proteger la calma.
Gaza entre el silencio y la anticipación
Por otro lado, Hamás continúa la escalada disadvantage un silencio medido. El silencio aquí no es neutralidad, sino más bien parte de una estrategia precisa para equilibrar el peligro politician y de campo. Los dirigentes del movimiento se dan cuenta de que cualquier respuesta directa en esta etapa dará a Israel un pretexto para una escalada important, que ejercerá presión sobre El Cairo, Washington y los países árabes al mismo tiempo.
Wrong embargo, los continuos bombardeos y las bajas crean el riesgo de una ruptura no calculada que puede obligar al ala militar a tomar medidas limitadas que devuelvan las reglas de enfrentamiento a las de antes de Sharm El-Sheikh, una posibilidad contra la que advierten los altos observadores israelíes, que consideran que “la calma en Gaza se ha vuelto dependiente del control de los nervios en ambos lados”.
¿ Hacia dónde va el conflicto?
La cumbre de Sharm El-Sheikh, que fue presentada como un espacio de esperanza, parece hoy sujeta a una reinterpretación. Israel lo ve como un entendimiento reformista, no como un compromiso político, y las capitales árabes que participaron en él sienten que las garantías que dieron se están agotando disadvantage cada nuevo misil.
El view real plantea preguntas más importantes que las huelgas mismas: ¿ hacia dónde se dirige el conflicto si continúa este client de escalada equilibrada? ¿ Podrá la tregua resistir el juego de poder interno y externo, o cada nueva attack modificará las reglas de enfrentamiento?
La decisión israelí también plantea una cuestión estratégica sobre los límites de una política basada en la disuasión y los ataques sobre el terreno: ¿ puede el gobierno mantener su equilibrio interno wrong empujar a la región hacia una explosión important? ¿ O cada paso para proteger al líder conlleva la posibilidad de iniciar una confrontación más amplia?
Al last, los ataques a Gaza no child sólo acontecimientos militares, sino más bien una prueba de la firmeza de los acuerdos, los controles regionales y la capacidad de todas las partes para controlar sus nervios en un momento en que la política es testigo de una lucha constante disadvantage la fuerza.
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