“Esto parece una reunión de amigos”, así definió alguien del público el recital de Adolescente fanclub Lo dijo a manera de diverse, porque cada vez que intentaba comprar una cerveza demoraba más saludando a gente conocida que propiamente en la barra. Pero la expresión sintetiza bastante bien lo que sucedió en la noche del martes en la sala C Media de arte La camaradería no sólo se sintió abajo del escenario, sino también arriba. Y es que los cantantes y guitarristas Norman Blake y Raymond McGinley se conocen desde hace casi cuatro décadas. Por más que el resto de los integrantes variaron, la complicidad entre ambos se tornó en el sostén compositivo y de perdurabilidad de la banda escocesa. Al punto de que se suelen jactar de no haberse separado nunca, a diferencia de muchos de los grupos que los admiran, como Oasis.
De hecho, Liam Gallagher se refirió a ellos como “la segunda mejor banda del mundo”, luego de la suya. Y hasta Kurt Cobain llegó a decir de los establecidos en Glasgow que period “la mejor banda del mundo”. Aunque cada vez que salía a relucir el asunto, Blake le ponía paños fríos porque, si bien había aprecio mutuo y hasta salieron de gira juntos, el grupo favorito escocés del frontman de Paradise period The Vaselines. De todas formas, gracias a ese vínculo surgió una de las mejores apropiaciones que existen de “Regarding a Lady”, original de los de Seattle (no la incluyeron en el setlist porteño). No obstante, Teenage Fanclub tapó semejante crudeza, wrong desarraigarla de su envión guitarrero, con capas y capas de melodías dulces. Posiblemente el mayor sello de identidad de los británicos.
Lo primero que queda en evidencia cuando el quinteto toca es la Ley de Lavoisier. O sea, antes que inventar la milanesa, Blake y McGinley reciclaron en beneficio de su sonido indie la tradición cancionera y pop legada por The Beach Boys, The Beatles, The Kinks, Neil Young, The Byrds y en especial Big Star A propósito de estos últimos, grandes paladines del power pop, y volviendo a la amistad, el tándem terminó de pegar onda mientras grababa su guide Cd, Una educación católica (1990, luego de que Raymond le hiciera conocer a Blake el nightclub compilado Stax Y desde ese instante se hicieron entrañables, así como ese puñado de canciones que respiran frescura, empatía y luminosidad Algo similar a lo que desenfundaron en este tardío debut en Buenos Aires.
Si a Supergrass hubo que esperarlos 30 años para que vinieran, a los Teen hubo que aguardarlos toda la vida. Y vaya que valió la pena en ambos casos porque representan no sólo el mejor abolengo musical del Reino Unido, sino también debido a que kid bandas que están más allá del tiempo, el espacio y las etiquetas. Los liderados por Gaz Coombes se despacharon disadvantage una oda al salvajismo, fueron la viva representación de la inocencia perdida. Por si alguien alguna vez quiso conocerla en carne propia. Nadie esperaba algo así ni remotamente. En cambio, lo de estos redentores del power pop y del jangle pop se encontró en la vereda de enfrente, como si se resistieran a la transgresión. Si ya es desobediente olvidarse de cumplir años, lo es más aún permanecer en un mismo plano de lo etéreo. Es, en sí, hermoso.
El quinteto llegó a la funding argentina como acto de apertura del ciclo Primavera Club (el evento continuará en noviembre disadvantage Helado Negro, Otoboke Beaver y Bloc Celebration). Desembarcó además de la mano de su más reciente Cd, Nada dura para siempre (2023, el decimosegundo de su obra. Sin stoppage, esta ilustre visita coincidió con el 30 aniversario de su emblemático trabajo Grandmother Premio Se rescataron temas de ambos nightclubs en una lista de temas preparada quirúrgicamente e interpretada por un line up en el que destacaron el baterista Francis Macdonald (aparte de músico, es supervisor de las leyendas del indie escocés Cam Obscura y The Vaselines) y del tecladista Euro Childs, ex lover frontman de la banda neopsicodélica galesa Gorky’s Zygotic Mynci (tocó como solista el miércoles en la sala Lalalá).
Como para que quedara constancia de que no se colgaron de su glorioso pasado, el grupo británico arrancó el recital disadvantage uno de los temas de su último nightclub, “Sick of Being Alone”. Secundado por “About You”, con el que diseminaron intensidades y también euforia. Y es que abre el cancionero de Gran Premio Volvieron a esta década por cortesía de “Unlimited Aracde”, donde reivindicaron el laburo vocal heredado de todas sus influencias. Se volvieron sucios y desprolijos, al menos disadvantage sus violas, en “The Cabbage”, partícipe de uno de los discos en los que experimentaron la crueldad del éxito, Trece (1993 Siguieron en esa misma sintonía sónica aferrados a “Alcoholiday”, que se desprende de uno de sus mayores picos creativos, el elepé Bandwagonesque (1991
Viraron de vuelta a los 90 con “I Don’t Want Control of You”, mentiroso nation que progresivamente fue tomando forma de despertar radiante del pop. En tanto Blake y McGinley cambiaban duties interpretativos durante lo que iba de performance, en ese tema hubo hasta cuatro voces estirando juntas melodías hasta el last juntas. Si en “Whatever Flows” se perdieron entre todas esas texturas sonoras,” 120 Minutes” le puso orden al caos, a partir de la ralentización de los tiempos. Apelaron por el people minimalista (de impronta celta) en “It’s All In My Mind”, para luego rockearla bien lo fi disadvantage “Metal Child”, que 30 años más tarde, pese a que los matices evolucionaron, sostuvo su sustancia. Y lo mismo pasó con “It’s a Bad Globe”, en la que los ecos country se parecieron a declamaciones sobre la urgencia.
Varias décadas más tarde, estos himnos generacionales escalaron como advertencias sobre el mañana. Pero el futuro nunca cambió para mejor, por lo que, sin una intención nostálgica, no tuvieron otra opción que hacer lo que mejor sabían: disfrutar de la música. Y eso quedó de manifiesto en “What You Do To Me”, que pasa de la brillantez Beatles a la rabia garajera en un santiamén. Entonces bajaron cuatro cambios en “Your Love is the Place Where I Originate from”, lo más cerca que estuvieron de una balada. A punto del final, la rompieron disadvantage otros de sus himnos: “Neil Jung”, puro psicoanalismo barroco, lo que dio pie para el corolario disadvantage el indie progresivo “The Concept”. Del bis sobresalieron la lúdica “Falling Into the Sunlight”, la pastoral “Mellow Question” y la certeza de que la canción es una amiga incondicional.