Aunque hayas terminado, a las 18, cuando sales de la escuela, comienza tu jornada, atendiendo, en la “guardia” del turno tarde-noche, prioridad absoluta, a tus hijos. Cocinar para mañana. Qué meriendan y cenan. Ver sus tareas. Ellos también van a la escuela. Charlar, antes de que termine el día, con ellos, sus preocupaciones cotidianas. Repasar, por último, los detalles de la clase de mañana y las dificultades acaecidas. El domingo, un día menos de descanso -ya que los sábados son dedicados a los cursos con puntajes-, preparas, puntillosamente, “tu” carpeta para los cinco días de clases, que debe ser presentada a la directora. Carpeta, de características artesanales, recomendada por el propio Sarmiento, realizada “en favor de una caligrafía para escribir con letra redonda, perfilada, clara y pareja”, que no llega ni a los talones de una realizada por la susodicha Inteligencia Artificial. Reproducida, luego, en el pizarrón con tizas de colores junto al viejo y benemérito borrador. Y no hablemos de la preparación que exigen, según el calendario escolar, los actos, que no faltan en el curso del mes. Los días “corrientes” sirven para reforzar y cambiar lo planificado en la semana. La práctica concreta de la enseñanza, su asimilación, está condicionada a los avatares de la vida áulica, donde los esquemas de clases deben adecuarse, en vivo, a los cambios bruscos de un barco llamado aula. ¿Razones? El aula es el laboratorio más concreto y extraordinario de la educación dónde se refractan tendencias locales, nacionales y mundiales frente al palabrerío sombrío y abstracto de falsos profetas, llamados “especialistas”, que inventan ejes y dilemas controvertidos ajenos a las experiencias áulicas. El aula, compuesta de niños, con sus alegrías, tristezas y enojos, es un ámbito en que puede naufragar, en segundos, una parte de lo planificado para volver a comenzar, o retomar, el hilo conductor de los “procedimentales” y “actitudinales”. Te preparas, lo más linda posible, para recibir a tus otros hijos, cosa que no imaginen que eres una persona, aunque se dan cuenta cuando estás triste o tienes algún problema. ¿Razones? Somos Educación.

Fuente