Lionel Messi siempre desea que Argentina gane. Por eso, el cierre de estas Eliminatorias Sudamericanas no debe haber sido aquel que él más quería para que la alegría fuera completa. Y sin embargo, el final de su participación en la competencia clasificatoria que lo vio debutar hace 20 años tiene destellos dorados para el astro rosarino: aun sin haber jugado la última fecha, Messi se consagró goleador de esta edición del torneo y conquistó así un récord más a su brillante vitrina de plusmarcas.
Es probable que este martes, cada argentina y argentino, incluso cada quien que admira a Messi, haya estado con la atención dividida en la fecha 18 de las Eliminatorias rumbo al Mundial de Estados Unidos, México y Canadá: una parte centrada en el duelo de la Selección nacional ante Ecuador y otra, en lo que sucedía entre Colombia y Venezuela en Maturín. Es que, si el destacado Luis Díaz convertía para el conjunto cafetero, podía alcanzar o incluso superar al capitán albiceleste, al que perseguía con siete tantos, solo uno menos… ¡Y vaya si fue una noche sufrida! Los conducidos por el argentino Néstor Lorenzo convirtieron ¡seis goles! y cada actualización informativa para chequear quién había marcado hacía explotar el corazón de ansiedad. Es simple: así como en su momento hubo un genuino y profundo deseo colectivo de alzar la Copa del Mundo o la Copa América para el que rosarino pudiera levantar un título con la Mayor, el sentimiento persiste aún por quien supo devolverle al país sus últimas grandes alegrías futbolísticas. Luis Díaz asistió en el cuarto gol colombiano en la victoria sobre la Vinotino por 6-3 pero finalmente no convirtió ningún gol y, por otra parte, la alarma se encendió cuando Miguel Terceros anotó para Bolivia -llegaba a los siete goles en el torneo-, pero el marcador se cerró así en La Paz y Messi quedó solito allá en la cima de la tabla y se transformó, por primera vez, en el máximo goleador de unas Eliminatorias Sudamericanas.
El capitán del seleccionado campeón del mundo jugó 12 partidos en el certamen rumbo al próximo Mundial (de un total de 18) y, en cuatro de esos encuentros, convirtió los ocho goles que lo erigieron como máximo artillero de esta edición. Con un agregado que habla de la (obvia) influencia determinante del mejor jugador del mundo: siempre que el 10 marcó en estas Eliminatorias, Argentina ganó.
Los ocho goles históricos
Su primer grito en esta edición del torneo clasificatorio fue justo hace dos años, por la primera fecha ante Ecuador: un golazo de tiro libre (el único que marcaría bajo esa modalidad en estas Eliminatorias) que definió un partido cerrado en el Monumental, el primero por los puntos luego de la consagración en Qatar. Dos encuentros después, se despachó con el doblete que selló el triunfo por 2 a 0 sobre Perú en condición de visitantes: ambos en el tiempo inicial, el primer grito llegó tras una recuperación de la Selección en su propia área que Messi terminó a modo de contra letal, mientras que el segundo llegó diez minutos después, luego de una triangulación veloz por izquierda entre Nico González, Julián Álvarez y el capitán, quien remató a colocar y definió la victoria.
En el comienzo de la segunda vuelta de partidos, la estrella del Inter Miami anotó su único hat-trick del torneo (pero el séptimo de su historia en la Selección) en la goleada sobre Bolivia por 6 a 0. Argentina abrió el marcador de su mano, a los 19 minutos, cuando Lautaro Martínez presionó la salida rival y Messi robó la pelota y encaró al gol. Los otros dos llegarían a falta de seis minutos para el final y cerrarían la fiesta en Núñez: primero, tras una corrida + gambeta y remate de frente al arco y, después, tras arrastrar a tres defensores bolivianos luego de una pared con Nico Paz. Como si fuera poco, además, ese día hizo dos asistencias: picó en una contra y cedió para el 2-0 de Lautaro Martínez, quien venía de ser goleador de la Copa América 2024 pero no había podido convertir aún por las Eliminatorias; y, tres minutos después, jugó rápido un tiro libre para Julián Álvarez, a quien habilitó con un pase por elevación extraordinario a espaldas de su marcador.
En su último partido como local por las Eliminatorias, esas que lo disfrutaron durante dos décadas, Messi llegó a los goles necesarios para conquistar el récord de máximo artillero del exigente torneo sudamericano (ya que no jugaría el encuentro final ante Ecuador). Hizo el recordado y celebrado doblete. Sobre el final del primer tiempo, la escena soñada de verlo despedirse en su tierra con un grito de gol se dibujó con un pase bárbaro de Leandro Paredes para Julián Álvarez: el ex River tenía el tanto en sus pies, pero se la cedió a su capitán en un gesto esperado de generosidad y el astro definió con toda su categoría, picándola delante del tumulto móvil de los defensores intentando rechazar y el arquero cayéndose… El delirio de Argentina diciéndole adiós a su último héroe futbolístico era total. A diez minutos del final, llegó el grito que le daría el récord goleador y su final en casa de la mejor manera: una combinación deluxe con Rodrigo De Paul y Thiago Almada que el 10 mandó a estrellarse contra la privilegiada red albiceleste del Monumental, para sellar la victoria por 3-0 en un día emotivo e inolvidable.
Poner la magia en palabras
Con este nuevo logro, Messi se convierte en el primer y único futbolista argentino que conquistó en soledad -sin compartir con nadie- el título de máximo goleador de una edición de las Eliminatorias Sudamericanas desde que se impuso el sistema “todos contra todos” en 1998. Y es que Hernán Crespo, quien había sido el mayor artillero de la clasificación rumbo al Mundial 2002, debió compartir el mérito con el ecuatoriano Agustín Delgado porque ambos marcaron entonces nueve goles. Previo a eso, aunque con la competencia sudamericana disputándose bajo el formato anterior de grupos, hubo otros goleadores nacionales: en la edición 1974, se coronó Rubén Ayala con 5 goles; en la de 1962, lo hicieron José Sanfilippo y Oreste Corbatta, ambos con 3 goles; y en la de 1958, lo hicieron Norberto Menéndez y Oreste Corbatta, compartido también con Máximo Alcócer (Bolivia), Juan Bautista Agüero (Paraguay) y Florencio Amarilla (Paraguay), todos con 3 goles.
En estas Eliminatorias, Messi también se transformó en el máximo artillero histórico del certamen (con 36 gritos, siete más que su uruguayo amigo Luis Suárez) y a su vez alcanzó el récord de mayor número de presencias en la historia del certamen continental, honor que comparte con el ecuatoriano Iván Hurtado (ambos registran 72 partidos).
La dorada trayectoria de Lionel Messi en la Selección estuvo siempre cerca de coronarlo como goleador de una edición de la clasificación sudamericana, pero nunca lo había conseguido; la vez que más cerca estuvo fue rumbo a Brasil 2014, cuando gritó diez tantos (en 14 encuentros disputados) y quedó a solo un gol de Luis Suárez. Salvo rumbo a Alemania 2006, cuando solo jugó 125 minutos en tres partidos y no convirtió, en sus otras participaciones siempre pudo celebrar de cara al arco rival: en el camino a Sudáfrica 2010, con 4 goles (en 18 partidos jugados); en el camino a Rusia 2018, con 7 (10); y en el camino a Qatar 2022, con 7 (15). En este intento de quitarle frialdad y añadirle su verdadera profundidad y sentimiento a unos números prodigiosos, esta cronista espera haber tenido éxito: ha sido un intento más de describir lo indescriptiblede materializar un agradecimiento millonario y sentido en tiempos de despedida, y de intentar acariciar con palabras lo que pertenece al reino de la magia y del deslumbramiento, esos mundos a los que vos, Leo, nos llevaste agarrados de tu zurda para inventarnos conmovedores y maravillosos nuevos recuerdos.