El ejército de Nepal se desplegó en las calles de la capital, Katmandúel miércoles para restablecer el orden después de días de violentas protestas que vieron a decenas de miles de manifestantes asaltar e incendiar edificios gubernamentales y atacar a políticos. La intervención militar, una medida rara en el país, llegó después de que la policía no lograra contener la creciente violencia.

Soldados armados custodiaban las principales áreas de Katmandú, imponiendo un toque de queda y revisando vehículos y personas en un intento por devolver la sensación de control a una ciudad desbordada por el caos. El ejército había advertido la noche del martes sobre su compromiso de preservar la ley y el orden, y ya ha arrestado a 27 presuntos saqueadores. En un incidente notable el miércoles, soldados dispararon al aire para frustrar un intento de fuga masiva de la cárcel principal de Katmandú, donde prisioneros incendiaron celdas y casas de guardias, aunque no se reportaron heridos.

Las protestas se intensificaron el martes, culminando en la Renuncia del Primer Ministro, Khadga Prasad Olien medio de crecientes críticas a la élite política del país. Aunque el presidente Ram Chandra Poudel aceptó la dimisión y encargó a Oli liderar un gobierno interino, el impacto real de esta medida en los disturbios no quedó claro. Durante la jornada de violencia del martes, manifestantes incendiaron edificios gubernamentales y residencias de políticos, además de atacar a varios líderes. Helicópteros del ejército tuvieron que evacuar a algunos ministros a zonas seguras, y cientos de reclusos escaparon de cárceles en Katmandú y otras ciudades después de que la policía abandonara sus puestos. El edificio del Parlamento, la casa presidencial, la secretaría central y la residencia oficial del primer ministro aún emitían humo el miércoles. Además, el edificio de la mayor publicación de medios de comunicación en Nepal, Kantipur, fue incendiado, al igual que concesionarios de automóviles, dejando vehículos calcinados en las calles.

Las manifestaciones, apodadas la “protesta de la Generación Z”comenzaron el lunes en respuesta al bloqueo gubernamental de varias plataformas de redes sociales como Facebook, X y YouTube, bajo el argumento de que las empresas no se habían registrado ni sometido a la supervisión oficial. La policía abrió fuego contra la multitud, causando la muerte de 19 personas. Aunque el bloqueo de las redes sociales se levantó el martes, las protestas continuaron, alimentadas por la ira por las muertes y acusaciones de corrupción política. El descontento se amplió, reflejando una frustración generalizada de los jóvenes ante el lujoso estilo de vida de los “nepo kids” (hijos de líderes políticos) y las escasas oportunidades laborales, con un desempleo juvenil cercano al 20% el año pasado. Se estima que más de 2.000 jóvenes abandonan Nepal cada día en busca de trabajo en el extranjero.

Entre los ataques a políticos, videos compartidos en redes sociales mostraron al líder del partido Congreso Nepalí, Sher Bahadur Deuba, y a su esposa, Arzu Rana Deuba (actual ministra de Exteriores), siendo golpeados y sangrando. Además de las 19 muertes, decenas de personas resultaron heridas. El primer ministro Oli ha ordenado una investigación sobre los tiroteos y prometió compensación a las familias de las víctimas.

En este contexto de agitación, el gobierno busca aprobar un proyecto de ley para regular más ampliamente las redes sociales, con el objetivo de asegurar que las plataformas estén “adecuadamente gestionadas, sean responsables y rindan cuentas”. Esta propuesta ha sido ampliamente criticada por grupos de derechos humanos, que la consideran una herramienta de censura y restricción de la libertad de expresión. La ley requeriría que las empresas designen una oficina de enlace en el país, requisito que llevó al bloqueo de unas dos docenas de redes sociales la semana pasada, mientras que otras como TikTok y Viber que sí se registraron, operan sin interrupción.

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