Desde Lima, Perú.
La semana pasada se puso en marcha en Lima la quinta edición de Caminos Améfricanosun programa impulsado por el Ministerio de Igualdad Racial de Brasil con el apoyo del Servicio Brasileño de Apoyo a las Micro y Pequeñas Empresas (SEBRAE), la Universidad Federal de Maranhão y que en esta oportunidad contó también con la participación y el acompañamiento del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). La iniciativa busca conectar a América Latina y África a través de la educación, la cultura y la promoción de la igualdad racial, y este año se extenderá además a República Dominicana y Angola. En Perú, la delegación brasileña llevó adelante una intensa agenda que incluyó visitas institucionales, recorridos por comunidades afroperuanas y encuentros con autoridades de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la primera fundada en el continente americano.
Durante el evento se debatió en torno a la cooperación Sur-Sur, la educación antirracista y los desafíos en la formación docente, consolidando a Caminos Améfricanos como un espacio de articulación entre gobiernos, universidades y movimientos sociales en torno a la memoria, la igualdad racial y el fortalecimiento de los lazos entre América Latina y África. Negrx estuvo presente en el encuentro y dialogó con sus organizadores: Tiago Santanasecretario de Políticas de Acciones Afirmativas del Ministerio de Igualdad Racial; Kátia Regiscoordinadora de Justicia Racial del mismo ministerio; Maria de Fátima Ferreira Pintogestora del SEBRAE; y Cámara cidinalvadocente de la Universidad Federal de Maranhão y coordinadora general del programa Caminos Améfricanos.
¿Qué significa esta segunda edición de Caminos Amefricanos?
Tiago Santana: La segunda edición es muy importante para el Ministerio de Igualdad Racial y para el gobierno brasileño. Estamos dando continuidad a una agenda establecida por la ministra Anielle Franco. El programa Caminos Amefricanos forma parte de esta agenda estratégica del Ministerio en la política de combate directo al racismo y en las políticas de acciones afirmativas basadas en la reparación.
El intercambio es un instrumento clave: permite el vínculo, la transmisión de saberes, experiencias y vivencias entre estudiantes, docentes y personas negras de Brasil con los distintos países de África y América Latina. Así podemos compartir la experiencia brasileña, pero también aprender mucho de nuestros pares, y eso es precisamente lo que estamos haciendo aquí en Perú. Personalmente, he descubierto la riqueza de este país y he visto cuánto nos parecemos en la lucha de los pueblos por la democracia y por políticas que garanticen dignidad y ciudadanía a quienes históricamente han sido más los vulnerables.
¿Cuáles son los principales desafíos de este año y cómo se fue desarrollando Caminos Amefricanos?
Kátia Regis: En Brasil, aunque la Ley nº 10.639 de 2003 hizo obligatoria la enseñanza de la historia y cultura afrobrasileña y africana, seguimos teniendo grandes desafíos en su implementación, sobre todo en la formación docente. Por eso, el Ministerio de Igualdad Racial junto con el de Educación, el SEBRAE y la Universidad Federal de Maranhão crearon Caminos Améfricanos, para aprender tanto de la historia africana como de las luchas de la diáspora en América Latina y el Caribe, a partir de las voces de sus propios protagonistas. La Universidad de Maranhão ya venía trabajando desde 2018 en intercambios con África y la región, y ese proyecto inicial creció hasta convertirse en una política de Estado que hoy fortalece la formación continua de profesores, la internacionalización de la enseñanza brasileña y la lucha de los pueblos afrodescendientes en todo el continente.
¿Cual es el rol que juego en el programa de la Universidad Federal de Maranhão (UFMA)?
Cámara Cidinalva: Desde 2018, la Universidad Federal de Maranhão (UFMA) viene desarrollando actividades de intercambio con el continente africano, América Latina y el Caribe. Esta edición del Programa Caminos Améfricanos amplía aún más nuestro campo de acción y es de gran importancia porque, si bien hemos trabajado principalmente en la formación inicial de docentes, ahora tenemos la posibilidad de avanzar también en la formación continua. Es fundamental que la universidad asuma un papel protagónico en este proceso de internacionalización de la educación superior brasileña, tanto la UFMA como otras instituciones que se suman como socias, entre ellas la Universidad Estadual de Maranhão. Para nosotros, esta edición en Perú, que inaugura el ciclo de actividades de 2025, muestra cuán relevante es el Programa Caminhos Améfricanos no solo para Brasil, sino también para fortalecer la lucha de los pueblos afrodescendientes en América Latina y el Caribe en su conjunto. Aquí en Perú hemos visto claramente la sensibilidad en torno a la situación de la población afrodescendiente y la necesidad de promover este debate y de robustecer a las instituciones universitarias. Más adelante, cuando colegas peruanos viajen a Maranhão y a Brasil, también podrán encontrarse con pares de otras universidades, incluso del continente africano, lo cual consolida una red mundial de lucha por una educación antirracista y emancipadora, y por una sociedad que valore verdaderamente a la población africana y diaspórica como corresponde.
¿Por qué el SEBRAE apoya este Programa de intercambio?
Maria de Fátima Ferreira Pinto: Para SEBRAE es muy importante participar en esta misión de Caminos Améfricanos y poder acompañar una transformación social que comienza en el centro mismo, en la base, que es la educación básica, porque creemos que es allí donde realmente pueden producirse los cambios. A pesar de los desafíos que implica la gestión de llevar a muchas personas a otros países y traer a otras de regreso, el propósito es mucho más grande. Creemos que vale la pena invertir en las personas negras, que históricamente han estado subrepresentadas y han enfrentado enormes dificultades debido al racismo estructural, y que son justamente quienes más necesitan apoyo. Por eso, SEBRAE se está posicionando para acompañar a este público con diversas acciones, entendiendo que si queremos un país diferente y promover la justicia social, tenemos que apoyar iniciativas como esta, que verdaderamente están generando transformaciones en nuestro territorio y en los territorios vecinos.
No puedo dejar de destacar la presencia durante 4 días de un secretario de Estado en un país extranjero. Es evidencia de una intención política de incidir en la realidad latinoamericana. Cuál es la importancia del programa en relación al continente.
Kátia Regis: Acciones como esta, de cooperación internacional en el ámbito de la justicia racial, están en plena sintonía con las directrices del Presidente Lula y de la ministra Anielle Franco, quienes creen en la importancia de producir conocimiento desde los países del Sur Global. Además, representan una oportunidad muy valiosa para compartir con otros países todo el marco legal, las acciones y los programas que el Ministerio de Igualdad Racial viene desarrollando en Brasil. En el fondo, se trata de fortalecer esta cooperación para transformar colectivamente una realidad que nos excluye. Si el racismo trasciende las fronteras brasileñas, su superación también debe construirse a través de la cooperación internacional.
Un hombre negro en el gobierno. Es un desafío en un Brasil con 100 millones de personas negras y la subrepresentación en espacios de poder es alta.
Tiago Santana: Si, El Ministerio de Igualdad Racial, que hoy vuelve a ocupar un lugar estratégico dentro del Estado brasileño, es heredero de un largo recorrido: primero fue una secretaría, luego un ministerio durante los gobiernos de Lula y Dilma, y terminó siendo borrado durante la gestión de Jair Bolsonaro. Su reconstrucción implica no sólo recuperar un espacio institucional, sino también enfrentar un desafío central: garantizar que las políticas públicas de igualdad racial no sean vistas como un área sectorial, sino como una agenda transversal imprescindible para todo el país. Brasil es un país de mayoría negra, y por eso la construcción de políticas públicas de reparación, reconocimiento y redistribución no puede ser responsabilidad exclusiva de un ministerio, sino de todo el gobierno. Esa es la importancia de contar hoy con el Ministerio de Igualdad Racial, cuya existencia es resultado de más de 20 años de lucha del movimiento negro, con figuras históricas como Matilde Ribeiro, Barrios de Luiza, Nilma Lino Gomes y, en la actualidad, con la conducción de la ministra Anielle Franco. La presencia de una mujer negra, nacida en la favela, con una trayectoria marcada por la lucha personal y colectiva, representa un símbolo de fuerza y compromiso con la agenda de derechos de la población negra brasileña.
Sin embargo, el camino no está libre de obstáculos. El ministerio necesita inversión, presupuesto y reconocimiento institucional. El presidente Lula ha demostrado su compromiso con esta agenda, pero los recursos aún no son suficientes para garantizar de manera plena los derechos de la población negra. El Congreso brasileño sigue siendo un espacio de disputa clave, y es allí donde se libra la batalla por un presupuesto realmente democrático que contemple las demandas del movimiento negro y de la población afrodescendiente. Tal como planteamos en el programa Caminos Améfricanos, se trata de ejercer “gobernanza con presión”: presión desde el movimiento social, presión hacia adentro del propio gobierno, para que estas políticas no dependan de coyunturas, sino que se consoliden como políticas de Estado. El desafío, entonces, es mantener al Ministerio de Igualdad Racial firme en su misión y, al mismo tiempo, articular alianzas y nuevas oportunidades que permitan profundizar esta agenda histórica que habla de nuestro pasado, nuestro presente y, sobre todo, de nuestro futuro como país.
Brasil es reconocido a nivel mundial como uno de los países atravesados por el genocidio antinegro, al igual que Sudán, Congo, Colombia y tantos otros. Las estadísticas son elocuentes: alrededor del 77% de los asesinatos con armas de fuego tienen como víctimas a jóvenes negros. Frente a este panorama, que no es solo un drama brasileño sino un flagelo global, ¿qué mensaje podés compartir para las juventudes negras de Brasil y del mundo?
Tiago Santana: La agenda y el mensaje que planteamos parten de la necesidad del buen vivir de la población negra en general, pero en especial de la juventud, que atraviesa una etapa transitoria y, justamente por eso, está más expuesta a las desigualdades y a la falta de atención del poder público. Por eso, el Ministerio de Igualdad Racial impulsa el programa Juventud Negra Vivaen articulación con el conjunto del gobierno, porque está claro que el ministerio, por sí solo, no puede hacerse cargo de todo. Se trata de una agenda priorizada por el presidente Lula, pero que también exige llamar a la sociedad a asumir su responsabilidad.
Eso implica discutir el control de armas, la participación y el control civil sobre las fuerzas de seguridad, la democratización de las decisiones en torno a las políticas de seguridad pública y, además, evitar que se estigmatice automáticamente a la población de las periferias —en particular a quienes viven en favelas y territorios populares— como responsables de la violencia. Defender la vida de la juventud negra es, en definitiva, defender una agenda de democracia racial con derechos y oportunidades para toda la población afrodescendiente brasileña.