Son las 11 de la mañana en Buenos Aires, y el aviso de ingreso en la videollamada rebota en el ambiente. Al otro lado, Oliver Ackermann sonríe en su casa, en Bushwick, Nueva York. Lleva puesta su visera de Dead Moon y se lo ve delante de pósters enmarcados, fechas de antaño entre las que puede distinguirse una de Deerhoof y otra de Future Islands. Oliver lleva un extenso recorrido vinculado a bandas, pero fue en 2005, con el debut de Un lugar para enterrar a los extrañoscon quienes este martes 9/9 tocará en Uniclubque su carrera se encarriló hacia el torbellino sonoro definitivo.
Aptbs puede sonar lo-fi, shoegaze, a veces electrónico, a veces noisero, pero siempre apabullante. Son considerados la banda más ruidosa de Nueva Yorkcategoría que Oliver entiende algo ridícula y sin sentido. “¿Por qué querrías ir a ver a la banda más ruidosa que existe?”, cuestiona. “Es cierto que nos gustan mucho las cosas realmente fuertes, y tal vez sea como una especie de insignia de honor, como ser tontos o peligrosos o algo así. Pero no sé, nos gusta poder jugar con la dinámica: lo silencioso y lo fuerte. Así que lo llevamos al máximo posible.”
Quizás, más que una cuestión de volumen, sea la idea de lograr sumergirse en el sonido. “La gente cree que muchos de los sonidos que hacemos son extremadamente fuertes, pero en realidad es más la sensación de algo que crece y te abruma“, Dice Ackermann.
El show de mañana en Uniclub no será la primera vez de APTBS en Sudamérica, pero sí en Buenos Aires, y eso lo tiene súper entusiasmado. De este lado, la expectativa va en aumento; se sabe que sus shows son una experiencia físicay Oliver lo reconoce: “Estás ahí, con gente que te mira, lo cual ya es una situación extraña. Y luego estás tocando canciones intensas y rápidas, así que te dejás llevar hacia otro lugar. Al menos eso es lo que intentamos con nuestra música: que sea salvaje, que desborde todo, casi como una droga que te saca de tu vida. Y con la carga emocional de las canciones, salís de tu cuerpo y abrazás la noche, jeje”.
https://www.youtube.com/watch?v=n- ybzqhasbs
Este registro de 2019 en Rockpalast los muestra en plena excitación dejando el escenario, metiéndose entre el público y armando una suerte de rave con una portastudio de casete y una batería electrónica. Y la gente enloquece al toque. “Hemos hecho muchas cosas así”, recuerda. “La idea es romper la distancia con el público, llevar el escenario a ellos. Lo de la portastudio fue una de las ideas más divertidas y exitosas, porque estábamos ahí, creando algo en vivo con la gente. Muchas veces componemos canciones en el momento, y se vuelve algo salvaje y mágico. Todavía hacemos esas cosas, deberían esperarlo“, anticipa con una sonrisa cómplice.
Ese indomable Malstrom sonoro al que pertenece APTBS no podría ser tal sin Death by Audio, la compañía de pedales fundada por Oliver en 2002y responsable de los efectos más disruptivos e interesantes de la industria: “Hace años, a la par de tocar y grabar con otras bandas, siempre pensaba en sonidos que no existían y que quería lograr. Me ponía a abrir amplis, guitarras, pedales, a ver qué podía cambiar. Al principio rompía cosas, pero poco a poco fui aprendiendo, construyendo, hasta que hice un booster de agudos, algunos controles de tono, incluso guitarras. Luego diseñé un pedal de feedback, que le gustó a la gente, y así seguí”. Todo empezó como un hobby paralelo, y con la motivación de crear herramientas para su propia música. Así aparecieron joyas como el Guerra de pelusael Alcance de octava o el Destructor de formador de ondatodos con nombres inconfundiblemente vinculados al sello Ackermann.
El año pasado, APTBS publicó su álbum Sintetizadorcuya versión física incluía el vinilo y la tapa del disco era una placa diseñada para poder armarte un sintetizadorel mismo que la banda utilizó para grabar los temas del disco. “La verdad no sabía qué iba a pasar”, recuerda Oliver. “Es un diseño bastante loco, pero a la gente le encantó. Muchos me mandaron videos de los sintetizadores que armaron e incluso de cómo los usaron en shows. No es el proyecto más fácil de construir, pero está bueno que incluso si no terminaban el sinte, al menos se metían en un proyecto y aprendían algo de electrónica. Fue como una puerta de entrada y la gente lo apreció mucho“
https://www.youtube.com/watch?v=qspxspung2u
- ¿El álbum viene con todos los componentes?
- No con todo. Durante un tiempo vendimos un kit que incluía todo, pero se agotó rápido. Quizá hagamos más. Igual, todos los componentes están listados en la web de Death by Audio y son fáciles de conseguir. Y el diseño es salvaje: tiene tres osciladores que podés controlar, incluso con un disco piezoeléctrico como si fuera un sinte de percusión. También podés enchufar tu guitarra y que el sinte interactúe con ella, aunque de manera un poco caótica. Además tiene un generador de ruido y dos delays, con lo que podés crear ambientes, o simplemente hacer ruido como si el mundo se estuviera destruyendo. Ese tipo de momentos siempre los hemos buscado en nuestras grabaciones, con guitarras, reverbs rotas. Nos gusta esa sensación de algo impredecible y salvaje.
- En relación al proceso creativo de este álbum. ¿Comenzaron trabajando con el sinte?
- Empezamos grabando y componiendo canciones, y después surgió la idea del sintetizador. Todo se armó en paralelo. Al principio pensamos incluso en que la tapa del disco fuera solo una placa de circuito, sin que funcionara. Después se nos ocurrió que podía ser un sinte real, armamos un prototipo y vimos que era posible. Y mientras seguíamos componiendo, eso influyó en algunas canciones. No fue que naciera del sinte, pero sí que terminó influyendo en el concepto del álbum.
- En sus primeros años, los pedales de muerte por audio eran más analógicos: fuzz, distorsiones, overdrives. Luego incorporaron procesamiento digital. ¿Qué opinas de esa mezcla?
- Si tenés los conocimientos para navegar entre esos mundos, podés hacer cosas realmente interesantes. Mucha gente dice que los circuitos analógicos son mucho mejores, y creo que es porque están hace más tiempo. Han pasado personas inteligentes diseñando, usando componentes que algún genio inventó, la mayoría de las veces para el ejército. Entonces, cuando alguien dice “este pedal es increíble”, en realidad su sonido se basa en un solo transistor diseñado por un genio. El mundo digital es muy abierto, y necesitás alguien que entienda cómo interactuar con ello. Trabajar en ambos mundos genera cosas muy interesantes. Hoy mucha gente usa lo digital para controlar otras cosas, combinando los dos mundos de maneras que no esperarías.
- ¿Qué hay en tu pedalera?
- Un montón de cosas que construí yo mismo. Hay un filtro tipo wah, un pedal que funciona como EQ con ganancia que podés controlar con los pies para cambiar el sonido de la guitarra, un pedal de distorsión muy loco con dos sonidos totalmente diferentes entre sí, un pedal de reverb y delay que manejo con un controlador externo. También tengo algunos algoritmos que programé para ciertas canciones, como control de envolvente, delay o un trémolo intenso con períodos ajustables. Todo está pensado para conseguir sonidos locos con la guitarra y controlar la dinámica al tocar.
- ¿Vas a traer pedales para vender?
- Sí. John, el bajista de la banda, también trabaja en Death by Audio, y tomó los pedales con pequeñas imperfecciones estéticas, los pintó con colores locos, serigrafía y los llevamos a la gira como creaciones especiales.
- Si tuvieras que decir algo a alguien que empieza a hacer sus propios proyectos de electrónica, ¿qué sería?
- Empezar con cosas muy simples. Incluso un kit básico sirve para aprender a soldar y a entender cómo interactúan los componentes. A veces te abrumas intentando algo muy avanzado. Además, siempre hay una razón para que algo no funcione, generalmente error humano. Igual que cuando tu guitarra no funciona durante un show; relajá y averiguá qué está mal; siempre hay solución.