Las Pastillas del Abuelo es una de esas bandas en las que no falta ningún condimento del rock popular: canciones simples, códigos de barrio (“La vejez, la amistad y la familia son sagrados”), emoción a flor de piel y un público eufórico, cercano y fiel. Y una buena dosis de pasión por la argentinidad y el fútbol. No por nada le dedicaron hace más de quince años una canción a Diego Armando Maradona: “Qué es Dios?”, una de las más coreadas y celebradas por las 15 mil personas que fueron en la noche del sábado al Movistar Arenadonde la banda repitió anoche.
El clásico “El que no salta es una inglés” sonó otra vez en un recital de rock. Y de hecho, después de “El favor”, en la mitad del show, subió a fundirse en un abrazo con el cantante Piti Fernández un joven crack nacido en River: Franco Mastantuono, actual jugador del Real Madrid y confeso fanático de la banda. “Es el próximo 10 de la Selección”, lo presentó el vocalista, y recibió de regalo una camiseta de la albiceleste.
Durante dos noches en el estadio de Villa Crespo, la banda hizo un repaso de las canciones más representativas de sus 23 años de vida musical. Fue, a decir de sus fanáticos, una verdadera fiesta pastillera. “Uh, a esta no la tocan hace un montón”, se escuchó varias veces entre el público, que estaba constituido por pibes de 20 años y no tan pibes de 30 a 50. Un público diverso, muy rockero –vieja escuela– e incluso familiar. Y un público, también, que creció con las restricciones y nuevas condiciones en la escena rockera del pos Cromañón: trapos sí, bengalas no. En el campo, flameaban algunas banderas que daban cuenta de los barrios y las referencias: Quilmes, Ituzaingó y loguitos piojosos y ricoteros. Y la típica bandera de Uruguay, que nunca falta.
De alguna manera, Las Pastillas del Abuelo recoge el sonido rioplatense que adoptaron y popularizaron bandas como Los Piojos (IS será) Bersuit Vergarabat (Hijos del culo) y quizás el jolgorio murguero y tanguero de Los Auténticos Decadentes. Y un poco más atrás, sobrevuela en el aire la influencia en estas tierras de Jaime Roos y Rubén Rada. De su primer disco oficial, Por colectora (2005), entregaron los candombes “Saber cuándo parar” y “Resulta imposible”, y también hicieron la murga canción “Amar y envejecer”, de su segundo, disco titulado con el nombre de la banda y publicado en 2006.
Pero la banda también transita por otros paisajes musicales latinoamericanos asociados al universo del rock, como el ska y el reggae. Con los vientos bien al frente –tienen mucha presencia en la banda, al igual que la armónica del vocalista–, Las Pastillas desataron el baile con canciones como “La creatividad”, “Loco por volverla a ver” y, en clave cadillacs, “La casada”. Tampoco faltaron el blues “Ama a quien llora por ti”, el clásico “Enano” y “Hasta acá nos ayudó Dios”, con la que abrieron el recital la primera noche. En tanto, el tecladista Alejandro Mondelo fue protagonista en “Maldito y cortamambo”, de Crisis (2011), y los primeros momentos emotivos de la velada llegaron con la balada amorosa “Rompecabezas de amor” y con “Milagroso eslabón”, una canción que Piti Fernández le dedicó a su hija.
“¡Que hermoso momento celebrar 23 años! Fuimos teniendo hijos y se ve que tan mal no lo hicimos porque algunos quieren seguir el mismo camino”, dijo el cantante antes de invitar al escenario al hijo del guitarrista Bochi Bozzalla, Nehuénquien se hizo cargo de tocar la batería en “Inercia”. Una muestra de la importancia de los vínculos familiares y humanos en el imaginario poético de la banda. En la misma línea, en la canción “Viejo” (“En su escala de valores/ Él pone siempre primero/ Sobre todo la importancia/ De un corazón entero”) subió a saludar el abuelo de Piti. “Son los que saben, por lo general. Los chicos y los viejos”dijo luego.
Después de una larga gira europea –que los llevó a Berlín, Londres, Dublin y Madrid–, el grupo seguirá celebrando los casi 25 años de camino el 18 de abril de 2026 en el Estadio Ferro. El tramo final del concierto –luego de dos horas de show– llegó con una seguidilla de hits: “¿Me juego el corazón?” y “Otra vuelta de tuerca”. Y un invitado especial en “Tantas escaleras”: Maikel de Kapanga, uno que “creyó desde siempre en la banda”. Más allá del canon del rock o el lugar en los libros de música, Las Pastillas del Abuelo continúa con respeto y convicción una tradición rockera argentina que, al parecer, siempre tiene oídos dispuestos para escuchar y cuerpos libres para bailar.