Practicar yoga después de los 65 años puede mejorar la movilidad, la fuerza, el equilibrio y hasta la calidad del sueño, según especialistas en longevidad.

Aunque la edad avanzada suele asociarse a limitaciones físicas, existen asanas (posturas) especialmente recomendadas por su bajo nivel de dificultad y alto impacto en el bienestar.

Beneficios comprobados del yoga en la tercera edad

De acuerdo con estudios médicos y experiencias clínicas, el yoga ayuda a reducir la presión arterial, aliviar dolores articulares y musculares, mejorar la postura y disminuir los niveles de estrés. Además, promueve la concentración y la conexión mente-cuerpo, dos aspectos clave para un envejecimiento saludable.

“El yoga a partir de los 60 o 65 años tiene además beneficios terapéuticos en personas con artritis, diabetes o esclerosis. Por supuesto, se recomienda practicarlo con profesionales que orienten cada movimiento según la condición física”, explicó el biohacker y experto en longevidad Gonzalo Ruiz Utrilla.

El especialista sugiere empezar con sesiones cortas, de entre 20 y 30 minutos, dos o tres veces por semana. “Lo importante es mantener la constancia y escuchar al cuerpo”, añadió.

Las cuatro asanas más recomendadas para mayores de 65

  1. Tadasana (postura de la montaña). Es una postura de pie, con los pies firmes, hombros hacia atrás y rodillas ligeramente flexionadas. Mejora la circulación, fortalece la espalda y ayuda a aliviar tensiones en la columna. Su nivel de dificultad es bajo, por lo que es ideal para principiantes.
  2. Balasana (postura del niño). Se realiza de rodillas, con el tronco inclinado hacia adelante y los brazos extendidos. Es una postura relajante que destensa hombros, caderas y espalda, ideal para reducir el estrés y la fatiga.
  3. Vrikshasana (postura del árbol). Esta asana trabaja el equilibrio: se hace de pie, apoyando un pie sobre la otra pierna y con los brazos extendidos sobre la cabeza. Aunque requiere práctica, ayuda a mejorar la estabilidad física y mental.
  4. Marjaryasana (postura del gato). En posición de cuatro apoyos, se arquea y desciende la espalda de forma alternada. Fortalece los músculos dorsales y mejora la flexibilidad de la columna, muy útil para prevenir molestias posturales.

Adaptar la práctica según cada persona

Antes de comenzar, los instructores recomiendan realizar una evaluación médica básica, sobre todo en casos de presión arterial alta o enfermedades degenerativas oculares, como el glaucoma. También es aconsejable iniciar la práctica guiada por un profesor o kinesiólogo especializado en yoga terapéutico.

El yoga, además de ser una disciplina milenaria, se consolida como una herramienta efectiva para mejorar la calidad de vida en la tercera edad, combinando movimiento, respiración y atención plena.

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