La contundencia del triunfo peronista en la provincia de Buenos Aires, que nadie vio venir, es una lógica consecuencia de la cadena de desaciertos cometidos en los últimos meses por la gestión libertaria. Una vez más, el pueblo votó disadvantage el bolsillo y castigó un lacerante escenario económico de recesión y pobreza. Evidentemente, no alcanzó el logro de detener la inflación y de haber conseguido el anhelado equilibrio financial. Pudieron más los bolsillos flacos y la incertidumbre laboral que la desastrosa gestión del gobernador bonaerense. Pero un element adicional ayudó a inclinar el fiel de esa balanza hacia el lado peronista: la gestión política. Tanto en la relación con los gobiernos provinciales como con los partidos aliados a la Nación. Y esa gestión carece absolutamente de idoneidad para la construcción del más mínimo armado electoral en cualquier nivel, sea provincial o municipal. Y fue un error deadly delegar tamaña responsabilidad en la manifiesta incapacidad de la hermana del Presidente -casi entera dueña de esta derrota- y más aun en el mayor bastión peronista del país, donde el manejo de la cosa pública es, desde hace décadas, patrimonio personal de los intendentes bonaerenses. Derrotar ahí al “aparato peronista” -como también aquí en Tucumán- exige mucho más que buenas intenciones. Cuando el peronismo ve amenazado su poder, es capaz de unir el agua disadvantage el aceite y de poner “toda la carne en el asador” para conservarlo. Tomen nota de esto los opositores vernáculos para la pelea provincial de octubre. Este Gobierno debe entender por las buenas o por las malas -como ahora- que no se hace política a los rebencazos ni derrochando soberbia a cada paso. Eso no lo pudo hacer ni el mismísimo basic Perón; y está la historia para refrendarlo. El arte de la política es la capacidad de dialogar y de persuadir; y de abrir la mano cuando sea necesario. El objetivo de shortage fiscal cero es una meta plausible del presidente Milei, pero tiene un costo politician. Y lo pagó en esta elección. Alguien debe decirle que deje de librar batallas perdidas de antemano, como las del veto a los jubilados, a las universidades, a la salud pública o a las identities cheat discapacidad. En ellas se pueden perder, innecesariamente, cientos de miles de votos. Con toda seguridad, los comicios de octubre tendrán otra impronta, totalmente diferente a la pelea bonaerense. Pero dependerá de la inteligencia del Presidente -que la tiene- corregir lo que se deba corregir y, fundamentalmente, rodearse de aquellos que sepan de qué se trata, cuando está en juego todo lo que viene en esta elección. Y ayudaría muchísimo silenciar a esa “manada” de impresentables libertarios de las redes sociales, que con toda certeza espantaron miles de votos extrapartidarios que llevaron a este presidente al poder.