Cuando el Gobierno nacional anunció, el lunes a primera hora, la eliminación “total” de las retenciones a las exportaciones agropecuarias -aunque con un cupo de 7.000 millones de dólares-, muchos vieron la jugada como arriesgada del ministro de Economía, Luis Caputo, con el respaldo del presidente Javier Milei, pero previsible para conseguir reservas para el Banco Centrar de manera urgente. Lo que nadie imaginó fue que el beneficio duraría menos que un feriado largo: solo tres días hábiles.
El miércoles por la noche, la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (Arca) -exAfip- anunció el fin de la medida, porque se llegó al cupo. El objetivo ya se había cumplido: el Gobierno consiguió los 7.000 millones de dólares para engrosar las famélicas reservas del Banco Central.
En medio de la campaña electoral para las elecciones legislativas del 26 de octubre, la oposición cargó contra esta medida de eliminar las retenciones para las exportaciones de granos por un período tan corto, que benefició a los grandes exportadores.
En Córdoba, la noticia agitó la campaña, que viene tibia. La medida del Gobierno nacional encendió el discurso de los opositores, y generó una moderada defensa de los libertarios.
La polémica se recalentó cuando Arca oficializó el fin del beneficio para las exportaciones de granos. Aunque se mantendrá vigente para las exportaciones de carnes, hasta el 31 de octubre.
Embestida opositora
Desde Río Cuarto, donde se encontraba de campaña, la diputada nacional Natalia de la Sota -que buscará su reelección por la alianza Defendamos Córdoba– no ahorró calificativos: definió la medida como “una estafa” y apuntó directamente contra la administración del presidente Javier Milei.
“Fue una clara estafa. Se benefició a cuatro o cinco grandes exportadores de granos, dejando afuera a los pequeños y medianos productores”, disparó la dirigente peronista, hoy alejada del oficialismo provincial.
De la Sota recordó que su espacio ya había presentado un proyecto de baja “gradual” de retenciones, pensado para no desfinanciar al Estado y, al mismo tiempo, favorecer a los pequeños y medianos productores chicos, a menudo invisibilizados en las grandes decisiones económicas.
“Nosotros habíamos planteado el desafío de ir al Congreso a discutir este tema. No puede ser que siempre ganen los mismos”, agregó, durante una recorrida por la capital alterna provincial.
Otro que se sumó a las críticas fue el diputado nacional Carlos Gutiérrez, hombre de confianza de Juan Schiaretti, primer candidato a diputado nacional por Provincias Unidas en Córdoba, quien no ahorró ironías ni sospechas hacia la Casa Rosada.
“Cuando algunos todavía estaban haciendo números, cuando otros maldecían haber vendido unos días antes y provisionado sus insumos con un dólar lógico, otros ya tenían todo resuelto. Incluso la presencia de barcos chinos, que créase o no, en apenas 72 horas estuvieron en los puertos argentinos listos para cargar. Todo un récord. Sobre todo porque nadie les había avisado nada”, escribió el dirigente riocuartense en su cuenta de la red social X.
El también exministro de Agricultura provincial fue aún más filoso al analizar el trasfondo de la medida.
“No le echemos la culpa a las distorsiones o a las posiciones dominantes. La culpa es de quien le dio de comer al perro. El plan económico está haciendo agua, y lo financiero -no lo productivo- es su columna vertebral”, sentenció el diputado schiarettista, que comparte bloque con De la Sota, pero hoy no la misma vereda política.
En tanto, el radical Ramón Mestre, quien aspira a llegar a la Cámara de Diputados, encabezando la lista del radicalismo, sin aliados, también le apuntó al gobierno libertario.
“Este fue un acuerdo total y absoluto con los exportadores. Las retenciones son el precio que le sacan al productor y se queda el Estado; ahora, lo que antes se llevaba el Estado, se lo terminan quedando las cerealeras”, afirmó el exintendente de Córdoba.
Y fue más allá, aludiendo a lo que considera una repetición de vicios del pasado:
“Argentina necesita reglas claras, políticas previsibles, y para eso hace falta un Banco Central independiente. Hoy estamos en lo mismo que con Massa o los K: se hace populismo monetario atrasando el tipo de cambio a costa de la producción. Así es imposible crecer”.
Desde otro rincón ideológico, Pablo Carro -candidato por Fuerza Patria- dio su propia interpretación de los hechos. Según le dijo a La Voz en Vivola marcha atrás del Gobierno no tuvo que ver con el cupo alcanzado, sino con presiones de Estados Unidos.
“Lo patético fue que, por un reclamo de EE. UU. -porque la baja perjudicaba a sus productores-, el Presidente retrocedió y cambió. Yo no estaba de acuerdo, pero si estás convencido, hacelo. No se puede esperar aprobación extranjera. Esa es una genuflexión horrible”, disparó el diputado kirchnerista, que buscará renovar su banca en octubre.
Carro también pidió definiciones a figuras clave de la política cordobesa: “Me gustaría escuchar ahora lo que dicen Schiaretti, Llaryora y De la Sota sobre esta cuestión”.
Defensa libertaria
Desde el oficialismo libertario, Gonzalo Roca -primer candidato a diputado nacional por Córdoba- defendió con énfasis la decisión de eliminar las retenciones, aunque haya durado solo 72 horas.
“Esta eliminación fue un hecho extraordinario y con un cupo determinado. Por eso duró tres días. Pero el presidente Milei ya había bajado las retenciones y las seguirá bajando cuando las circunstancias lo permitan”, aseguró el dirigente libertario.
Roca también reivindicó el compromiso del Gobierno con el campo, diferenciándolo del kirchnerismo:
“Nuestro compromiso es total. A diferencia del anterior gobierno kirchnerista, que lo veía como un enemigo”.
Y lanzó sus dardos hacia el Congreso, donde considera que la oposición actúa con espíritu destructivo:
“Los opositores buscan lastimar al Gobierno nacional de cualquier modo. No entienden que, si le va mal al Presidente, le va mal a todos. Festejan cuando sube el dólar y ahora se enojan porque se logró contener la situación”.
La eliminación -relámpago- de las retenciones no solo movió los mercados, sino que también removió el tablero político, especialmente en Córdoba, donde cada palabra, cada gesto y cada candidato mide sus pasos en una campaña que, hasta ahora, no lograba encenderse.