A dos años del brutal asesinato de Gabriela Pérez (36), la joven ultimada de un disparo mientras participaba de un acto del sindicato de los empleados de limpieza (Soelsac) en barrio Yapeyú de Córdoba Capital, la causa judicial se encuentra muy avanzada.

Por el alevoso asesinato están detenidos un hermanastro de la chica, Gustavo Omar Herrera, y Adrián Vallejos (alias “Petaca”).

Ambos están con prisión preventiva por homicidio agravado por el uso de arma de fuego con dolo eventual y tentativa de homicidio agravado, por orden de la fiscal Silvana Fernández.

Hay un prófugo llamado Luis Mendoza, quien tiene orden de captura y no ha podido ser localizado, pese a la intensa búsqueda.

La causa actualmente está en el Juzgado de Control 9, tras presentaciones efectuadas por las defensas.

Cuando el expediente retorne a la fiscalía, Fernández tiene toda la intención de enviar la causa a juicio.

A su vez, la fiscal tiene otras dos causas abiertas y paralelas: por un lado, una investigación para identificar y dar con los autores intelectuales del ataque armado (las miradas están puestas en la rivalidad entre gremios) y, por otro lado, otra causa por supuesta violencia de género contra Gustavo Herrera en contra de una expareja.

La presunción fiscal es que el “ajuste” habría sido ordenado por facciones rivales a la conducción del gremio Soelsac. Algunas de las miradas apuntaron al gremio Surbac, pero no pasó de allí.

Se cree que el ataque armado fue pagado en 300 dólares.

Así fue el momento en el que un hombre disparó contra el club Yapeyú.

Rivalidad, balazos y muerte

Todo sucedió el 9 de septiembre de 2023, pasadas las 14.30, en barrio Yapeyú de Córdoba Capital.

En el club del mismo nombre se desarrollaba un almuerzo en el marco de un acto del Soelsac, gremio que preside Sergio Fittipaldi, y que está enemistado con el sindicato de los recolectores de residuos (Surrbac) que conduce Mauricio Saillen.

En medio del almuerzo, llegaron al menos dos autos: un Peugeot y un Toyota que se estacionaron en las inmediaciones. Iban varios hombres. Ya habían estado dando vueltas momentos antes.

De uno de los coches se bajó un hombre alto con gorra quien se paró frente al club y, pistola automática en mano, efectuó varios disparos contra el establecimiento.

Según la causa, los disparos iban dirigidos contra personas allegadas a Fittipaldi, quienes alcanzaron a guarecerse de las balas.

Uno de los proyectiles atravesó una ventana y terminó dando en la humanidad de Gabriela Pérez quien, ajena a todo, almorzaba en el salón con su familia. El disparo le causó una grave herida que le terminó causando la muerte horas después.

El sicario y sus cómplices escaparon a toda velocidad, en medio de toda la conmoción.

La familia de Gabriela Pérez marcha hasta el Soelsac en reclamo de justicia. (Pedro Castillo / La Voz)

Detenciones y conmoción

La causa tendría un giro dramático e inesperado: tras análisis de filmaciones, análisis de comunicaciones y testimonios varios, los pesquisas cercaron al hermanastro de la víctima.

Gustavo Herrera, ya de 37 años, fue detenido semanas después por la Policía.

El hombre jura e insiste que no mató a nadie, mucho menos a su hermana.

Según fuentes de la causa, al ser indagado, habría complicado a los otros imputados.

La fiscala Fernández lo acusó por homicidio agravado por el uso de arma de fuego por dolo eventual.

El dolo eventual tiene que ver con que no tuvo intención directa de matar a su hermana, aunque debió representárselo al abrir fuego, según la causa.

En paralelo, está acusado también por tentativa de homicidio agravado por el uso de arma de fuego. Uno de los disparos casi mata a un miembro del Soelsac.

Meses atrás fue capturado otro sospechoso: Adrián Vallejos, alias “Petaca”.

La fiscal les dictó las prisiones preventivas a ambos.

Sin embargo, aún no se logra dar con Luis Mendoza, el tercer acusado. Tendría vínculos con la barra de un club.

A todo esto, el defensor de Herrera, Sebastián Lascano, no se opuso a la prisión preventiva pero sí a los resultados de una pericia antropométrica, por lo que solicitó la excarcelación.

El letrado lleva adelante una batalla judicial en ese sentido.

La fiscal se opuso a la liberación por riesgo de fuga.

La causa fue a parar al Juzgado de Control 9.

Indicios contra el acusado

Un indicio es una prueba que, por si sola, no significa mucho. Ahora bien, analizado en conjunto con otros indicios, puede sostener una acusación.

Sobre Gustavo Herrera pesan varios indicios:

Un peritaje antropométrico da alta similitud entre él y el hombre de gorra. El estudio fue hecho con técnicos de la Justicia.

Hay rastreos y seguimientos de celularesentrecruzamiento de llamadas y escuchas.

Análisis de filmaciones antes, durante y después del hecho.

Su presunta vinculación con el prófugo.

Desapareció de su casa poco después del crimen, cambió de teléfonos y de domicilios.

Había salido de la cárcel hacía poco y se lo vio con un poco dinero luego del crimen.

A Herrera se le secuestraron prendas que son compatibles a las usadas en el ataque.

Alojado en Bouwer, Herrera sigue insistiendo que es inocente de todo.

Su defensor Sebastián Lascano remarca que los indicios no son suficientes para condenar.

Uno de los autos usados en el ataque, un costoso Peugeot, fue hallado en Rosario.

Reclamo del esposo

La causa tiene una parte querellante. El abogado Carlos Nayi representa al viudo y a la hija de 6 años que el hombre tenía con Gabriela. Reclaman justicia.

Nayi, quien avala la investigación realizada, insiste que se trató de un atentado por encargo y espera que el otro acusado sea detenido para que ambos sean enviados a juicio.

La madre de Herrera y parte de la familia lo defienden. En un primer momento, la familia había realizado varias marchas en reclamo de justicia.

Tautan Sumber