Francia se encuentra al borde de una profunda crisis política, social y económica. El país se prepara para la inminente caída de su primer ministro, François Bayrou, este lunes, quien no logrará el voto de confianza en la Asamblea Nacional. Esta situación podría llevar a Francia a tener su quinto premier en menos de dos años y amenaza con desencadenar nuevos disturbios civiles si no se resuelve pronto el estancamiento parlamentario.

El centrista François Bayrou, que asumió en diciembre, presentará su voto de confianza a las 3 de la tarde, y el resultado se conocerá a las 7 de la tarde, con la previsión de que sus propuestas presupuestarias serán rechazadas. “Hay cosas peores en la vida que estar al frente de un gobierno y que este sea derrocado”, admitió el propio Bayrou, reconociendo su destino. El veredicto ya parece sellado, con los votos negativos previstos de la izquierda y la extrema derecha.

La raíz de la crisis

La principal causa de la debacle de Bayrou es su impopular propuesta de recorte presupuestario de 40.000 millones de euros (o 44.000 millones según otras fuentes) para enfrentar la cuantiosa deuda pública francesa. Esta medida, que incluso incluía la reducción de dos días festivos anuales, generó una considerable oposición e indignación pública. Bayrou advirtió que, de no actuar con urgencia, Francia podría enfrentar una crisis de deuda similar a la de Grecia. El país no equilibró su presupuesto desde 1974 y su ratio de deuda sobre PIB es el tercero más alto de Europa.

El primer ministro, un veterano político de 74 años y líder del MoDem, criticó a los diputados por ser “prisioneros de las consignas de los partidos políticos” y lamentó no haber logrado una reforma importante de la educación nacional. A pesar de los llamados del líder del partido Los Republicanos (LR), Bruno Retailleau, a apoyar al gobierno, el presidente del grupo LR, Laurent Wauquiez, anunció “libertad de voto” para sus diputados, dejando a Bayrou sin un apoyo sólido dentro de la coalición gobernante.

¿Quién sucederá a Bayrou?

La elección del reemplazo de Bayrou es una “verdadera incógnita”. Después de la inesperada disolución de la Asamblea Nacional por parte de Macron, el panorama político es volátil.

En este contexto, el Partido Socialista resucitó y se posiciona para tener su primer ministro en un gobierno de izquierda, en cohabitación con Macron. Olivier Faure, primer secretario del Partido Socialista, “tiene plena legitimidad para ocupar su puesto en Matignon”, según Patrick Kanner, líder de los senadores socialistas. Incluso el expresidente y ahora diputado socialista François Hollande declaró que Faure “está destinado a tomar el poder”.

Sin embargo, el Partido Socialista enfrenta la negativa de La Francia Insumisa (LFI), populistas de izquierda, a apoyar su estrategia, calificándola de “estafa”. Jean-Luc Mélenchon, ideólogo de LFI, advirtió: “No somos candidatos a ningún otro cargo, excepto al primero en cambiarlo todo” y espera provocar otra caída antes de 2027. LFI incluso se prepara para presentar una moción de destitución contra Macron.

La extrema derecha pidió nuevas elecciones

Por su parte, la Reagrupación Nacional (RN), el partido de extrema derecha de Marine Le Pen, impulsa la convocatoria de nuevas elecciones legislativas anticipadas, confiando en que pueden ganar y aumentar su número de diputados. Marine Le Pen criticó duramente la situación, describiéndola como un “colapso democrático, económico, presupuestario y de seguridad”, y se negó a “ceder al chantaje del voto de confianza”. La Reagrupación Nacional, que fue “desdiabolizada” en Francia, podría incluso unir fuerzas con el Partido Socialista el lunes para oponerse al primer ministro.

Si Bayrou pierde, como se espera, permanecerá en el cargo temporalmente mientras el presidente Emmanuel Macron decide sus próximos pasos. Macron se enfrenta a decisiones difíciles: convocar nuevas elecciones para intentar restablecer una mayoría, nombrar a otro primer ministro con la esperanza de que tenga éxito donde sus cuatro predecesores fracasaron, o incluso renunciar él mismo.

Amenaza por disturbios sociales

La crisis política se agrava con la amenaza de movilizaciones sociales. Francia se paralizará el miércoles 10 de septiembre con el movimiento “Bloquons tout”, descrito como una suerte de nuevos “Chalecos Amarillos”, que llama a frenar el consumo.

A esto se sumará una huelga sindical general el próximo 18 de septiembre. La “rentrée” francesa posverano se volvió difícil para el gobierno de Emmanuel Macron. La crisis económica y la posibilidad de nuevos disturbios civiles son una preocupación real.

Tautan Sumber