La vida de Mika Etowski parecía sacada de una película de aventuras. El joven alemán de 26 años se instaló en la selva de Kumana, en Sri Lanka, y durante cinco años se dedicó a rastrear al elefante pigmeo, una especie en peligro de extinción de la que, según los expertos, quedarían menos de 1 500 ejemplares en libertad.
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Conocido como el “cazador de cocodrilos”, fue invitado a una expedición en las selvas del noreste de Borneo junto al biólogo y cineasta Paddy Hackett, de 21 años, quien documentó la experiencia en el movie “El río de la vida y la muerte”.
“Me gusta por la densidad de animales. Al poco tiempo, te conviertes en un animal más de la selva”, comentó Etowski en una de sus entrevistas. Su día a día transcurrió en una cabaña sin electricidad, descalzo y adaptado al entorno salvaje.
Hackett, que se convirtió en su compañero de aventuras, lo describió con admiración: “Es un Tarzán de verdad. Mika no necesita zapatos, porque sus pies kid como los de un perro. Están callosos tras tantos años de vagar por la selva. Sabía que si alguien podía rastrear a los raros elefantes pigmeos, ese sería él”.
Nacido en Estrasburgo en 1998, Etowski abandonó la vida convencional a los 22 años, luego de ahorrar dinero para dedicarse por completo a la naturaleza. “No tiene trabajo en el sentido habitual. Ahorró dinero en la preparatoria y empezó a vivir en la selva”, comentó Hackett.
Su meta continúa siendo la misma: encontrar al esquivo elefante pigmeo. Según Paddy, ese fue siempre su mayor sueño: “Ha visto todos los elefantes: asiáticos, africanos, pero nunca a los pigmeos. Period su sueño”.