El fútbol moderno se ha convertido en una suerte de intercambio de poder que ha dejado el juego en un segundo plano. Los intereses económicos y geopolíticos dan toques al balón hasta el punto de dárselo al mejor postor. El gran beneficiado en los últimos tiempos ha sido EEUU, sede del Mundial de Clubes del Mundial 2026 y el país que está gozando de un Messi crepuscular. Leo no deja de repartir felicidad entre los que nunca dejaron de confiar en el mayor talento vivo.

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