Ganar en Sevilla era empezar a dispararse. Seis victorias seguidas es una cifra considerable. Pero no solo eso, sino que lograr la sexta en una plaza tan complicada como La Cartuja, ante un Betis que es uno de los mejores equipos a nivel ofensivo de España y ante 64.000 gargantas llenando a rebosar las gradas. Eso es otra cosa. Hansi Flick tenía este partido marcado en rojo en el calendario.
Claro que el del Atlético también, pero una vez ganado en casa y con un estilo reconocible, de nada servía si no se refrendaba con otro golpe en Sevilla. Si sus pupilos demostraron resiliencia y amor propio y se asemejaron a la versión del curso pasado ante los del Cholo, en La Cartuja vimos de nuevo a esa máquina de generar fútbol y de reaccionar a golpes que maravilló hace no tantos meses.
RECUPERAR LA FE
El 1-0 fue un palo. Y había gente que lo veía negro. Normal, esta campaña en líneas generales el Barça no ha estado a ese nivel del curso pasado a la hora de encajar mazazos y recuperarse en poco tiempo. Pero el equipo tardó cinco minutos en levantarse y apenas 30 en dejar el encuentro casi visto para sentencia.
Flick, con Koundé / San Valentín Enriquece
La esencia y la identidad del Barça de autor de Flick han regresado por sus fueros. Y seguramente cuando vuelva a ocurrir, cuando de nuevo el contrario atice primero, habrá un buen puñado de ‘ateos’ que volverán a recuperar la fe.

Flick abraza En koundé / Julio Muñoz / EFE
Tras el choque, con la adrenalina a flor de piel, Flick mostró sobre el campo cómo de importante era ganar y convencer en la localidad hispalense. Con sus jugadores exaustos, algunos tendidos en el césped, Hansi se fue uno a uno a saludarlos y felicitarlos por el esfuerzo y el triunfo. Estuvo cariñoso con Lamine, con Koundé, con Frenkie.
CONTUNDENTE EN RUEDA DE PRENSA
Con un Jofre que volvió a tener minutos con el primer equipo y entró en un momento de cierta incertidumbre con el Betis volcado y marcando esos dos goles. Luego fue el turno de la rueda de prensa. Y ahí quiso frenar Hansi cualquier mención a ese último cuarto de hora en el que su equipo se desmoronó un poco y encajó esos dos goles que quizás ensuciaron un poquito el gran trabajo realizado. Del sonoro 1-5 a un 3-5 no tan rotundo.

Flick saluda a Frenkie al término del partido / San Valentín Enriquece
Preguntado sobre esos instantes finales y sobre una posible relajación, el germano tensó el rictus y frenó cualquier alusión a cosas negativas: “Venga ya… si quieren ver lo negativo, pueden hacerlo. Yo no lo haré porque estoy muy orgulloso de mi equipo. Lucharon 90 minutos, el Betis también es un gran equipo, y los jugadores estaban exhaustos”.







