Vedat Muriqi volvía pletórico de celebrar su segundo gol en Cornellà, quedaba media hora por delante con un jugador más y todo el mallorquinismo, después de dos semanas de desilusión y hartazgo, tenía motivos para pensar que al fin se iban a ir a dormir felices después de mucho tiempo. Pero nada más lejos de la realidad. El miedo a ganar pareció invadir al equipo de Jagoba Mondragón que terminó tirando por la borda el punto que tenía en su mano para encajar su tercera derrota (3 – 2 en cuatro partidos.

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