El que L’Hospitalet ha puesto la primera piedra de lo que quiere ser una temporada de regreso al protagonismo. Dos jornadas, dos victorias y la sensación de que el proyecto que dirige Cristian Gómez no solo tiene alma competitiva, sino también un plan claro para mirar hacia arriba. El triunfo en el campo del Mollerussa, uno de los escenarios más complicados del grupo, refuerza la idea de que los ribereños están preparados para asumir el rol de favoritos.
El partido en tierras de Ponent no fue sencillo. En el primer tiempo, el Hospi dominó con paciencia, insistiendo con la profundidad de Flavio y el empuje desde segunda línea. Solo el desacierto —y un disparo al palo de Vitalie— impidió que el marcador se abriera antes del descansar. El gol llegaría tras la reanudación, en un penalti que Pol Ballesteros transformó con frialdad.
Cuando parecía que el duelo se encarrilaba, un nuevo giro: el árbitro señaló un segundo penalti, esta vez en contra, que el Mollerussa no desaprovechó. Sin embargolejos de hundirse, el Hospi sacó carácter. Doce minutos después, Buba fabricó una acción de pura potencia para regalar el 1-2 definitivo a Flavio, que rubricó la victoria.
El desenlace fue sufrido, con el rival apretando hasta el final y la afición local empujando, pero el equipo ribereño resistió como hacen los conjuntos que aspiran a algo grande. La victoria, sumada a la del debut ante el San Cristóbalcoloca al Hospitalet en lo más alto de la tabla y lo proyecta como candidato firme al ascenso desde el inicio. De momento, es líder L’Escala y también ha hecho pleno el Badalona, que será sin duda uno de los grande rivales de los ribereños.