Hace casi diez años, un chaval de Éibar llamado Mikel Oyarzabal se asomaba al fútbol profesional con cierta timidez y sin dejar de lado sus estudios. Era noviembre de 2015; la Real Sociedad vivía días extraños con David Moyes en el banquillo y el muchacho debutaba ante el levante. Su primer gol llegó en febrero de 2016, ante el Espanyolun día en apariencia cualquiera, pero que fue en realidad el inicio de una historia muy especial para Anoeta.

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