El Barça vuelve este sábado al Spotify Camp Nou. Para valorar lo que ya se ha hecho en el estadio y lo que queda por hacer hablamos con Juan Pablo Mitjans, arquitecto e hijo de Francesc Mitjans, el también arquitecto que hizo el originario Camp Nou, inaugurado el 24 de septiembre de 1957.
Tras dos años y medio jugando en Montjuïc, el Barça vuelve el sábado al Spotify Camp Nou, no sé si es muy culé ¿ilusionado?
Durante unos años fui culé porque trabajaba para el Barça. Participé cuando se bajó el césped 2,40, en la ampliación del Museu, en los palcos que se hicieron encima del Museu, incluso hice una propuesta de ampliación de cuatro filas en todo el campo en el 2010 que no se llevó a cabo, aunque se logró la licencia. También en el concurso del nuevo estadio. En todo caso, contento porque era un problema. Ya tocaba. Igual fueron demasiado optimistas con la fecha de regreso, pero ya está.
¿Siente nostalgia del antiguo, del de su padre?
Lo que está claro es que el Camp Nou se tenía que renovar, era un campo desfasado, un modelo de campo mediterráneo con el terreno de juego, las gradas, los aseos y lugares para bocadillos, nada más. La financiación de los clubes se basaba antes en los socios, en los abonados, en el asiento. Cuando dejé el Barça no llegaba al 20% y antes de la pandemia era del 12 creo. Y bajando. Ha cambiado el modelo de negocio del fútbol y los estadios se deben adaptar a este modelo. Era consciente de que se debería remodelar desde que se hizo la tercera gradería entre el 80 y el 82 porque había demasiados defectos porque el club bajó costes. Todo lo que se hizo entonces iba haciendo daño al campo original. El hormigón era mejor el del 57 que el del 80, la geometría como se hizo prefabricada, no estaba bien. Necesitas espacios interiores parra servicios, palcos vip… En la tercera, no había.
Juan Pablo Mitjans con una fotografía del Camp Nou de 1957 / Dani Barbeito
Que se haya conservado la segunda gradería, más allá de que sea patrimonio arquitectónico de Barcelona, es un reconocimiento al trabajo que hizo mi padre
La segunda gradería del estadio del 57 se ha conservado.
Que se haya conservado la segunda gradería me gusta, es un reconocimiento a que estaba bien diseñada. No solo es que no se podía tocar porque es patrimonio arquitectónico de Barcelona. Me pidieron hace tiempo hacer una modificación de la ficha de patrimonio en el que justificaba que estaba muy bien. La primera gradería ya se modificó en el 94. La tercera, como decía antes, no tenía calidad arquitectónica. La geometría está muy bien. Es un reconocimiento al trabajo que hizo mi padre.
Antes decía que ha trabajado para el club. Lo hizo cuando se eligió el proyecto Foster. ¿Qué le pareció?
Fue en el 2007. Me invitaron pero no opinaba. Esta idea de que los campos son una piel y todo se basa en la piel no me entusiasma. El proyecto impresionaba, pero no funcionaba, era un error. Tenía una virtud, que se podía construir sin irse del campo, tenía el sello Foster y eso era importante, pero era un error porque ampliaba diez filas de todo el estadio. Mantenía la asimetría del campo y eso es un error. Sale de las reglas básicas de la arquitectura. Mi padre, en el 57, no hizo más que aplicar las reglas. Las hizo bien y además hizo un estadio diferente. No funcionaba el tema de visibilidad y no estaba bien resuelta la cubierta, menos mal que no se hizo. Los técnicos que validaron el proyecto Foster, lo siento, lo tengo que decir, se equivocaron.
El proyecto Foster impresionaba pero era un error, menos mal que no se hizo
Formó parte del jurado en el 2016 con Josep Maria Bartomeu.
Cuando hubo el segundo concurso me invitaron a formar parte del jurado. El proyecto era magnífico. Se hizo una cosa muy bien. Antes hubo una criba, hubo un anteproyecto. Cogieron un arquitecto de confianza de algún directivo y se lo encargaron y cuando se planteó el concurso las reglas estaban más acotadas. Puedes quitar creatividad o opciones de invento, pero los inventos los puedes pagar caro. Con la cubierta dijeron, hay este tipo de cubiertas con sentido, no queremos inventos. La diferencia entre el proyecto ganador de Nikken Sekkei y Pascual y el resto era importante.

El Spotify Camp Nou en la actualidad el día del entrenamiento de puertas abiertas / Dani Barbeito
¿Cree que ha variado mucho aquel proyecto del actual?
Aquel proyecto me gustaba, le regalé un libro de mi padre al presidente de Nikken Sekkei. Vino a la portería de la casa que hizo mi padre en los años 40. Aquel proyecto, aunque era diferente al que hubiese hecho mi padre, era elegante. Cumplía el programa de lo que se le pedía y era elegante. Lo que pasa es que el proyecto actual no es el mismo. Ya no es elegante. Supongo que como han ido prescindiendo de los arquitectos y haciendo los cambios que le interesaban al club, el proyecto se ha perdido. Es un popurri de colores en la fachada que, lo siento, no me gusta. Tantos colores es un desastre. Que todas las sillas sean de color blau y grana, no me gusta. Partir el escudo entre varias plantas es un desastre.
El proyecto actual no es el mismo que se eligió en 2016. Supongo que porque han ido prescindiendo de los arquitectos. Lo siento, pero no es elegante
Es crítico. ¿Hubiese sido partidario de no volver hasta el final?
No es un problema. El problema es poner una fecha de acabar con la empresa y no poderla cumplir. Entiendo que lo hagan por etapas.
¿Qué le pareció la elección de Limak como constructora?
Nada que decir. Si eligió la financiera, Goldman Sachs, estará bien. Nada que decir.
La familia Mitjans
¿Qué diría su padre del nuevo Camp Nou?
Sería todavía más duro que yo. No le gustaría. Que todo el interior sea blau o grana es desvirtuar, esto de pintar los edificios de colores, lo siento pero no.
¿Qué recuerdos tiene de cuando se inauguró el estadio?
Tenía ocho años, me impresionó la gran cantidad de gente que había cuando se puso la primera piedra. A mí no me sorprendió porque ya lo conocía, ya me lo explicaba mi padre en casa. Como no era aficionado al fútbol y no existía la televisión, fue la primera vez que estuve en un campo de fútbol. Todo lo que me explicaron estaba allí, es después cuando te das cuenta de lo que había hecho mi padre. Tengo un escudo de la inauguración. Mi padre nos hizo socios a todos, lo fui un tiempo y luego me di cuenta que no me interesaba tanto el fútbol.

Una imagen de la inauguración del Camp Nou / DEPORTE
¿Por qué fue el elegido para hacer el Camp Nou?
El club hacía tiempo que quería hacer un estadio nuevo. Hubo elecciones y uno de los que se presentaba era Francesc Miró Sans. Mi padre, huérfano desde pequeño, fue acogido por la familia Miró Sans, querían que fuese ingeniero, pero se decidió por la arquitectura. Se convirtió en el arquitecto de confianza de mucha gente de Barcelona. Cuando Miró Sans se presenta, le preguntó si él haría el estadio, era su arquitecto de confianza. Él dijo que lo tenía que estudiar. Cuando gana las elecciones, le pide que él sea el arquitecto. Mucha gente decía que no sabía de fútbol, querían que fuese otro, alguien que hubiese hecho cosas deportivas. Consciente de que no lo conocía, estudió el tema, miró normativa, miró libros y viajó con mi madre y mi hermana mayor a ver estadios, a sacar lo mejor y peor de ellos.
Incluso jugó el primer partido.
Sí. No fue el oficial, pero jugaron un día arquitectos contra contratistas en el 56. Jugó de portero. Le marcaron algunos goles. No servía ni de portero para esto del fútbol.
¿Fue a ver el estadio cuando tiraron la tercera gradería y quedó el original?
Sí. Me hicieron una entrevista desde una pasarela en la que se veía muy bien. Era extraño, pero me gustó mucho ver el estadio así.







