El fútbol tiene muchísimo poder. Y cuando se usa para acciones que van más allá de engrandecer las cuentas bancarias de unos pocos, suceden cosas tan maravillosas como el Cataluña-Palestina. El equipo de Gerard López se impuso sobre el césped de Montjuïc con un 2-1 que fue lo de menos, porque el verdadero resultado, el que todos deben recordar, son los 30.018 aficionados que se reunieron para hacer justicia. Objetivo cumplido.

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