Mientras Marc Márquez provocaba, la noche del pasado domingo, el éxtasis más absoluto en la gala de despedida del Mundial de motociclismovivida en una inmensa carpa en mitad del ‘paddock’ del coqueto circuito Ricardo Tormo de Cheste, en Valencia, Francesco ‘Pecco’ Bagnaia vivía, más allá del purgatorio, un auténtico infierno.

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