El Racing de Santander vive un momento deportivo dulce. Segundos en la clasificación de LaLiga Hypermotion, los de José Alberto apuntan a seguir en discusión por los sitios de ascenso directo. Pero en la calle, donde realmente laten sus valores, el protagonismo lo tiene su Fundación. Bajo la dirección de César Anievas, un racinguista criado a pies de los Campos de Sport de El Sardinero y que aún habla con emoción de las tardes con sus abuelos camino del estadio, el club ha convertido su escudo en algo más que un símbolo futbolístico: en una herramienta de transformación social.

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