Noruega estará en el Mundial 2026. La selección nórdica rompió un barbecho de 28 años sin estar en una Copa del Mundo. Seis citas sin comparecer en un torneo organizado por la FIFA, una eternidad para un país que está gestando una hornada dorada de futbolistas.
El maleficio generacional se rompió en Italia. En una noche de perros, con lluvia incesante sobre Milán, a Noruega le bastaba con no salir humillada por nueve goles para firmar su pasaporte mundialista. Y lo hizo pegando un puñetazo sobre la mesa, aguantando el doble chaparrón tras el tempranero 1-0 de Esposito y goleando a la ‘Azzurra’ en su casaante su gente, condenándoles a la repesca por tercera clasificatoria consecutiva. Los transalpinos no estuvieron en Rusia ni Qatar y tendrán que jugar en marzo por un billete que se le resiste.
Pero volvamos a Noruega. El combinado escandinavo tiene muchos nombres propios y todos apuntan a Erling Braut Haaland y su espectacular fase de clasificación con dieciséis goles. Pero, en una selección con estrellas consagradas y emergentes, reluce la figura de Ståle Solbakken, un héroe silencioso, pero con un temperamento de agarrarse los machos.
Pique con Guardiola
Antes de tomar las riendas del ‘landslag’ en diciembre de 2020, Solbakken dirigió al Copenhage -en dos etapas-. En la primera de ellas, en noviembre de 2010el conjunto de la capital danesa cruzó sus caminos en la liguilla de la Champions League con el Barça de Pep Guardiola, que acabaría proclamándose campeón en Wembley. El duelo se saldó con empate a uno, pero aquel envite será siempre recordado por las más que palabras que tuvieron los dos entrenadores a la conclusión.
Solbakken, con Haaland tras ganar en Italia /EFE
Solbakken y Pep Guardiola se enzarzaron en una lucha dialécticaprácticamente cara a cara, en una discusión que fue en aumento y en la que tuvo que intervenir Sergio Busquets para apaciguar los ánimos y separar a ambos técnicos. “Creo que si no hubiera llegado Busquets habría ganado yo el combate de boxeo”, reconoció posteriormente el noruego con sornapara añadir: “No entiende el humor noruego. No le culpo. He hecho cosas peores después de un partido“. El ahora seleccionador noruego estaba fuera de sí y perdió los estribos con un gesto de Guardiola mandándole callar.
El origen
Por entonces la Champions League se disputaba con la tradicional liguilla a ida y vuelta y el origen de ese pique se inició en el Barça-Copenhague del Camp Nou. José Manuel Pinto despistó en más de una ocasión a la delantera danesa con su picaresca, con aquel particular silbido que congelaba a los delanteros rivales al pensar que caían fuera de juego.
A Solbakken se le llevaron los demonios con aquellas malas artes del porteroun hecho muy mal visto en el norte de Europa, y reclamó una sanción ejemplar de cuatro partidos -la UEFA le acabó sancionando con dos- para el cancerbero gaditano. Por si fuera poco, el noruego calificó a Pinto de “manzana podrida”, algo que molestó hasta el extremo a Guardiola y así se lo hizo saber en el duelo de Dinamarca, donde Busi tuvo que interceder para que la sangre no llegara al río.






