El Islam Makhachev es inevitable. El daguestaní brilló bajo las luces del Madison Square Garden y se coronó doble campeón de la UFC tras dominar de principio a fin a Jack Della Maddalena y adjudicarse el cinturón del peso wélter. Se convierte así en el undécimo peleador en la historia de la promotora en reinar en dos categorías, siguiendo los pasos de Ilia Topuria, que lo consiguió el pasado mes de junio.
Era, sin discusión, el combate más grande de la carrera del ruso. Con cuatro defensas del peso ligero, Makhachev subía de división para medirse a un recién coronado JDM, presentado como el mejor boxeador puro de las MMA. Islam reconocía que era el reto más duro al que se había enfrentado… pero sobre el octágono, el estelar del UFC 322 demostró todo lo contrario.
Makhachev arrolló al australiano durante cinco asaltos para llevarse una incontestable decisión unánime. Desde los primeros segundos, el discípulo de Khabib aplicó un plan de combate quirúrgico: neutralizar el llamativo de Della Maddalena, forzar el derribo y asfixiarlo en la lona. Dicho y hecho. Round tras round, el guion fue idéntico: Jack conectaba un par de golpes tímidos, Islam se lanzaba a las piernas y, una vez en el suelo, el daguestaní convertía la pelea en un monólogo de control y presión. Para JDM —que jamás encontró ritmo y no conectó un solo golpe significativo— lo mejor fue su defensa de cuello y de la kimuraque evitó un final por sumisión.
Los dos últimos asaltos fueron puro trámite: administrar el reloj, evitar riesgos y caminar hacia la victoria. Makhachev levantó el brazo e igualó la racha histórica de 15 victorias consecutivas en UFCalcanzando la línea de una leyenda como anderson silva y apuntando a escalar a lo más alto del récord absoluto en 2026.
El coestelar siguió un patrón similar. Valentina Shevchenko tiró de experiencia y recordó a Zhang Weili por qué existen las divisiones de peso. Con una estrategia más híbrida que la de Islam, la kirguisa explotó su superioridad física en el suelo y evitó que la china cerrara la distancia en ningún momento. Fue una victoria clara, sin color ni discusión.
Valentina Shevchenko dominó y Weili / Yuki Iwamura
La Tarjeta principal trajo auténticos fuegos artificiales. El primer estallido llegó con Benoît Saint-Denisquien en apenas 16 segundos retiró a Beneil Dariush con un crochet de izquierdas que, pese a no impactar limpio en la mandíbula, estampó el rostro del iraní contra la lona. Un final devastador para un Dariush que prácticamente dice adiós a cualquier aspiración titular, mientras que el “Dios de la Guerra”, tras finalizar a Ruffy y ahora a Dariush en menos de dos meses, vuelve a perfilarse como uno de los cazadores más feroces de las 155 libras.
Si de caos se trata, Carlos Prates merece mención especial. El brasileño noqueó en el segundo asalto al excampeón welter León Edwards y pidió inmediatamente pelear por el cinturón. Miembro de los Fighting Nerds, Prates es probablemente el pegador más potente de la división —y uno de los tres más contundentes de toda la UFC— y parece destinado a grandes escenarios. Edwards intentó hacer una pelea fea en el primer asalto, con mucho clinch contra la reja, ganándose incluso abucheos. El brasileño, un “fiestero” declarado, se lo cobró sin piedad: “Vosotros pagáis por ver violencia, y eso es lo que he hecho”, gritó ante Joe Rogan.
En el combate que abría los estelares, miguel morales demostró por qué es una amenaza real en lo alto de las 170 libras. El ecuatoriano —enorme físicamente frente a un Sean Brady que parecía dos divisiones más pequeño— ganó por TKO en el primer asalto y dio un salto directo al estrellato de la UFC. Con un impecable 19-0 como profesional y un juego cada vez más pulido, Morales se coloca en una posición privilegiada para los casamenteros. Por tamaño, potencia y precisión, un hipotético duelo contra Makhachev podría ser uno de los retos más duros para el campeón en el futuro.






