Lucien Muller es el tercer exjugador del Barça vivo de mayor edad. Solo le superan Dagoberto Moll (98 años) y Evaristo de Macedo (92 años). Muller (91 años) es a su vez el exentrenador blaugrana vivo de más edad superando a Laureano Ruiz (88 años).
Este francés nacido en Bischwiller, una localidad de la región francesa de Alsacia, llegó al Barça en el verano de 1965. Si el belga Goyvaerts cambió el club blaugrana por el Real Madrid, Muller dejó el club blanco por unirse a la entidad barcelonista.
Muller era un fino centrocampista de 31 años que fue titular en las tres temporadas que militó en el Barça.
Este es un documento interno del Barça en el que se archivaban los datos del Lucien Muller jugador / Deporte
Lucien se entendía de maravilla ejerciendo de interior con Josep Maria Fusté una etapa en la que el Barça buscaba reverdecer la gloria de los 50 sin éxito.
De un entrenador de la casa más dialogante que autoritario (Vicenç Sasot) Enric Llaudet pasó a apostar por Roque Olsen, un técnico que destacaba por su mano dura. Muller trabajó a las órdenes de este técnico argentino dos temporadas y en su último curso de blaugrana fue dirigido por un entrenador con más mano izquierda como Salvador Artigas.
En su periplo como jugador blaugrana Muller sumó 81 partidos oficiales en los que anotó tres goles. 1 Copa de Ferias y una Copa del Generalísimo fueron los títulos que conquistó un futbolista que era un puntal de la selección francesa. Muller participó en la Eurocopa de 1960 y el Mundial de 1966.

Lucien Muller jugé en el Barça en la década de los 60 / Archivo
Lucien dejó un muy buen sabor de boca en su etapa como jugador del Barça ya que la afición valoró su gran clase y capacidad para convertirse en el gran organizador del juego. Esta función la asumía desde la elegancia y sin estridencias.
Estas fueron también las cualidades que le permitieron regresar al Barça una década más tarde. Su prestigio como jugador pesó más que su incipiente carrera como entrenador. El barça lo fichó del Brugos, algo que hoy en día parecería una excentricidad.
Ferran Ariño, el candidato continuista de Montal, había contactado con él y creía que sería el sustituto ideal para Rinus Michels. Josep Lluís Núñez ganó las elecciones y aunque durante la campaña no había hablado de quién sería su candidato al banquillo le acabó ‘robando’ la idea a su rival en las urnas.
Si Muller vivió como jugador la transición de un técnico muy duro como Roque Olsen a uno más pactista como Artigas diez años después se vivió una transición similar.

Lucien Muller fue jugador y entrenador blaugrana / Archivo
Michels ha pasado a la historia como uno de los mejores entrenadores de todos los tiempos pero el final de su etapa como técnico blaugrana no fue muy agradable en Barcelona. Su carácter muy exigente le hizo ganarse el apodo de ‘Míster Mármol’ entre sus jugadores y sus relaciones distantes con la prensa le otorgaron la fama de tozudo y agrio.
En un avance de lo que sucedería años después con Van Gaal y Serra Ferrer, en el verano de 1978 había consenso en el entorno blaugrana que lo que se necesitaba era un entrenador pacificador. De Muller la prensa de la época lo catalogaba como un “técnico educado y buen conversador que procura identificarse con sus jugadores”. De la mano dura de Michels se pasó a un técnico al que le gustaba dejar hacer a sus jugadores.

Hans Krankl, jugador del Barcelona entre 1978 y 1981, tuvo su mejor temporada en 1979 cuando fue máximo goleador de la Liga española. / Archivo
En lo futbolístico Muller era un pragmático y la prueba es lo que respondía a la Revista Barcelonista cuando se le consultaba como jugaría su Barça :“Un equipo de entrega más que técnico”. El periodista le repreguntó si esto no era contradictorio con la tradición blaugrana: “¡Y que quieres que haga! Un entrenador tiene que hacer el equipo de acuerdo con la gente que tiene y en estos momentos en el Barcelona las cosas están así”.
En aquel momento el Barça había perdido a su gran crack (Johan Cruyff) y los tres fichajes que cerró la flamante directiva de Núñez fueron Félix, Tarrés y Krankl. El austríaco resultó un éxito rotundo convirtiéndose en el máximo goleador del campeonato pero las otras dos incorporaciones apenas jugaron. Es curioso que Tarrés llegó del Burgos con el aval de Muller pero solo jugó tres partidos, los mismos que disputó el exjugador del Elche.

Lucien Muller fue el primer entrenador de la era Núñez / Archivo
Rinus Michels cobraba catorce millones de pesetas anuales mientras que la apuesta por Muller fue mucho más económica. El alsaciano ingresaba cuatro millones anuales.
El Barça tuvo la oportunidad de fichar a Dani Solsona como gran organizador del equipo pero Núñez no acabó de cerrar una operación que hubiera supuesto un refuerzo de lujo para el centro del campo blaugrana. Además de Krankl, la mejor incorporación para Muller fue el ascenso del Lobo Carrasco, un extremo canterano que estaba llamando las puertas del primer equipo.

El ‘Lobo’ Carrasco, en su época de blaugrana / FCB
El Barça de Muller era un equipo enérgico y convincente en el Camp Nou pero a domicilio era un equipo gris y desdibujado. Esta contradicción era un clásico en las décadas de los 60,70 y 80 donde empatar en algunos campos era una heroicidad.
El mejor ejemplo fue la famosa eliminatoria de Recopa del Anderlecht con derrota a domicilio (3-0) y remontada gloriosa en Barcelona con el mítico gol de Zuviría.

Zuviría marcó contra el Anderlecht uno de los goles más míticos de la historia del Barça /TVE
Una derrota contundente fuera de casa (4-0) contra el Valencia de Solsona y Kempes eliminó al Barça de la copa del Rey y supuso que Núñez destituyera su primer entrenador. Lucien Muller fue la primera víctima de una política deportiva errática que no se corrigió hasta la llegada de Cruyff una década después.

Lucien Muller posa con Félix, Tarrés y Kubala y habla con un fichaje frustrado: Tarantini / Deporte
El sustituto de Muller fue Quimet Rifé. El que fuera su segundo entrenador logró conducir al equipo al épico triunfo en Basilea. Muller siempre ha sentido un poco suya aquella Recopa del 79 ya que Rifé siguió una línea continuista de lo que había enseñado el míster francés.
Lucien no pudo triunfar a causa de un contexto complicado pero su actitud fue siempre positiva pese a que en su momento también ofreció un diagnosis sobre las grandezas y miserias del Barça que podría aplicarse hoy muchas décadas después: “El Barça es un club más representativo que la mayoría ya que pertenece a toda Cataluña. Lo peor, no obstante, es que en este club todo se sabe incluso lo más mínimo y todo se multiplica incluso aquello que no es verdad“.

Lucien Muller siempre ha tenido buena relación con los periodistas / Archivo
Muller vivió dos etapas difíciles de blaugrana tanto como jugador como de entrenador pero en ambas el recuerdo que dejó a nivel personal fue extraordinario. Todos sus compañeros y discípulos destacan su humanidad y caballerosidad. Cuando Muller fue anunciado como entrenador del Barça afirmó que “hoy es el mejor día de mi vida“. Muller siempre ha considerado que entrenar al barça ha sido uno de sus grandes logros profesionales.







