Si hubiera que elegir al jugador más icónico y representativo de la historia del Brujas, los aficionados del club belga tendrían pocas dudas. Tampoco dudarían demasiado los aficionados más o menos neutrales y con cierta memoria: Jan Ceulemans representa mejor que nadie al próximo rival europeo del Barçapero también al fútbol belga, en una década en la que Bélgica estuvo muy cerca de rozar la gloria, los años ochenta.
De figura imponente, con sus 1,90 metros, gran llegador desde segunda línea y excelente en el juego aéreo, Ceulemans fue la mezcla perfecta entre delantero y centrocampista; un ‘diez’ de los de antes, con alma de líder, zancada poderosa y potencia en el juego aéreo. Lo llamaban ‘Sterke Jan’ (Jan el Fuerte) y ‘Capitán Coraje’.
Formado en el Lierse, club histórico de la región de Amberes, a los 20 años firmó por el Brujas.
Curiosamente, Ceulemans llegó al primer equipo del Brujas poco después de que el club viviera sus grandes días de esplendor europeo: el esplendor no pudo ser completo porque durante aquellos años, en la segunda mitad de la década de los setenta, el equipo belga perdió dos finales continentales. En 1976, perdió la final de la Copa de la UEFA ante el Liverpool. Y dos años después, ante el mismo rival, cayó en la final de la Copa de Europa.
En el Brujas, Ceulemans forjó una carrera envidiable: jugó 407 encuentros ligueros y firmó 191 goles, cifras que lo sitúan entre los máximos referentes del club. A lo largo de su carrera en la Primera División belga registró 517 apariciones —récord histórico de la competición—, y conquistó tres Ligas (1979-80, 1987-88, 1989-90), dos Copas (1986, 1991) y ocho Supercopas. Fue futbolista del año en su país en 1980, 1985 y 1986.
Con la selección de Bélgica fue internacional 96 veces entre 1977 y 1991 (su récord de internacionalidades se mantuvo durante 26 años, hasta ser superado en 2017 por Jan Vertonghen).
Ceulemans jugó tres Mundiales (1982, 1986 y 1990) y dos Eurocopas (1980 y 1984). Fue capitán en México 1986 (Bélgica terminó cuarta y él marcó tres goles). Y en la Eurocopa de 1980 fue subcampeón.
Hubo otros excelentes jugadores belgas a lo largo de aquellos años, pero casi todos emigraron tarde o temprano. Eric Grets, Jean-Marie Paff, Vandenbergh o Scifo acabarían cruzando la frontera. No fue el caso de Ceulemans, que en la práctica es un ‘one-club man’.
Ceulemans, en el Brujas / –
Durante muchos años, Ceulemans fue el máximo goleador histórico de la selección belgahasta que los tiempos modernos, con más partidos internacionales, le hicieron retroceder en esa posición ante futbolistas como Lukaku, De Bruyne o Hazard.
Le ocurrió lo mismo en cuanto a número de partidos con su país: jugó 96. Durante muchos años, nadie le superó, hasta que el fútbol del siglo XXI, con más partidos internacionales, permitió que los jugadores nacidos en los ochenta y los noventa, caso de Witsel o Vertonghensumasen más partidos.
En el verano de 1987, el Milan llamó a su puerta. No era un equipo cualquiera, aunque pocos imaginaban lo que estaba por venir. Arrigo Sacchi acababa de desembarcar en el banquillo (con un currícuum más bien modesto, por cierto). Estaba a punto de nacer uno de los equipos más míticos de la historia reciente del fútbol.

Ceulemans, en un partido con Bélgica / –
La llamada del Milan
Quién sabe qué hubiera sucedido si la llamada de Sacchi a Ceulemans hubiera acabado de otra manera. El entrenador italiano quería contar con el belga. La operación llegó a estar muy avanzada, después de varios días de negociaciones. Llegó a posar como jugador del Milan, acompañado de directivos del club ‘rossoneri’ pero a última hora, algo sucedió.
La leyenda dice que Ceulemans dio prioridad al Brujas por amor a sus colores. Lo cierto es que renunció al Milan y se quedó en su club de toda la vida. La prensa italiana lo recuerda como “el fichaje fantasma”.

Jan Ceulemans, en el Brujas / –
Un plan B teñido de ‘oranje’ y con ‘rastas’
El Milan buscó alternativas. El elegido fue un jugador polivalente, con un peinado realmente peculiar y un físico desbordante: se llamaba Ruud Gullit.
Acabaría siendo una de las piezas del inolvidable Milan de los holandeses (hoy diríamos neerlandeses)junto a Van Basten y Rijkaard en una época en la que los clubes solo podían contar con tres extranjeros.
Del campo a los banquillos
Ceulemans siguió en el Brujas varias temporadas más. Se retiró en el verano de 1992, después de sufrir varios problemas físicos en ambas rodillas.
Dio el salto a los banquillos: desde entonces, ha desarrollado una intensa pero modesta carrera como entrenadorsiempre sin salir de su país. Dirigió al Eendracht Aals, al Ingelmunster, al KVC Westerlo, al Royal Capellen y al Deinze. También al Brujas, su club de toda la vida, 41 partidos entre 2005 y 2006.







