Fermín firmó otro partidazo ante el Elche con dos asistencias incluidas / Dani Barbeito / SPO
El Barça olvidó por fin el ‘shit october’ y entró en el ‘shit november’ con una victoria tan valiosa para la clasificación como poco tranquilizante si de lo que se trataba era de ver mejoras sustanciales en el juego del equipoque sigue impreciso y estancado, como si fuera incapaz de encontrar la conexión con aquello que algún día fue en un pasado cada día más remoto.
En medio de un vendaval de lesiones, el Barça se busca a sí mismo, pero no se encuentra, y aunque suene a casi nada, transita ahora mismo por un vulgar modo de supervivencia, en el que mezcla largos lapsos de tedio con fogonazos puntuales, como la mágica aparición de Lamine en el primer gol.
El ‘10’ del Barça es ahora mismo una estrella fugaz, que deslumbra el estadio en unas centésimas de ensueño, pero que luego, no sabemos si por la misteriosa pubalgia, por tóxicas contaminaciones extradeportivas o por todo un poco, vive la mayoría del partido recluido en una misteriosa cueva. No se sabe muy bien por qué Flick le mantuvo en el campo hasta el 87’, pero podría haberlo cambiado en el descanso y habría sucedido exactamente lo mismo. Y lo mismo fue algo impensable hace solo unos meses: el Barça creando solo peligro al contraataque, concediendo incontables ocasiones de gol, incluidos dos palos, y perdiendo hasta la posesión de la pelota en su propio estadio ante el Elche. Cierto, el equipo está visiblemente lastrado por las lesiones, pero cuando casi todos los jugadores están peor que el año pasado es que algo sucede en las corrientes subterráneas del vestuario.
Pero no todo son malas noticias. En medio de esta desagradable tempestad, indemne a todas las inclemencias, ha emergido Fermín López, un futbolista colosal que está sosteniendo el equipo con sus brazos, a base de goles y asistencias y sobre todo de carácter. Ayer sumó dos asistencias más a su impresionante hoja de servicios, y dejó claro que de momento es sin duda el mejor jugador blaugrana de la temporada.
El caso de Fermín es fascinante, y no solo porque su admirable momento de forma parece un ‘zasca’ a quien este verano flirteó con la absurda idea de venderle. Lo es, también, porque su propia biografía (aterrizado desde el Linares por gracia de Xavi) explica que, por mucho que el dinero y la fama lo contaminen todo, en el fútbol todavía son esenciales valores como la humildad, la constancia y el trabajo. Fermín ni juega en la Kings League ni es conocido por ninguna extravagancia, pero se dedica a hacer muy bien algo tan complejo como es jugar de verdad a fútbol todos los minutos en los que está en el campo.





