Se había ido sin rencor y sin ningún tipo de reproches. O eso había dicho, que no es lo mismo. En un momento totalmente inoportuno, Gabi Fernández se puso este jueves en evidencia a sí mismo y dio una prueba más de la debilidad del ser humano. Al exentrenador del Real Zaragoza también le pudieron los más bajos instintos. Definitivamente, esa mirada de ceño constantemente fruncido no estaba limpia.
A Gabi no se le ocurrió mejor idea que vestirse con la toga de los todólogos para pontificar a destiempo y acabar poniendo más palos en las ruedas de una situación extremadamente compleja, de la que es uno de los principales culpables, en la semana del debut en casa de su sucesor. El Real Zaragoza sigue colista, que es donde el madrileño lo dejó después de un balance de 6 puntos de 27 posibles. Curiosamente, un pragmático obstinado como él no entiende que no le dieran más tiempo y que lo despidieran.
En una entrevista en El Larguero, Gabi responsabilizó directamente de su salida al director deportivo y al director general que, según su versión, le habían dicho digo donde luego hicieron Diego. No nombró a ningún cargo de rango superior en el escalafón. Nadie muerde la mano de quien le ha dado de comer tantos años y, mucho menos, si ese alguien te puede volver a dar de comer en el futuro.
Cuando ya parecía olvidado aquel disparate de los 150 jugadores que no habían querido fichar por el Real Zaragoza este pasado verano, Gabi volvió sobre sí mismo con retintín. Por muchas de las cosas que han sucedido en estos doce años pasados en Segunda y por la cantidad de situaciones estrafalarias vividas, el crédito del Real Zaragoza en el fútbol español no es el mejor ahora mismo. Uno de los peores de su historia, para ser más exacto.
Eso lo ve cualquiera. Entre otras cosas, pero también por esa, Gabi tuvo la oportunidad de dirigir al equipo aragonés sin apenas bagaje profesional en los banquillos y simplemente con su nombre de exfutbolista como arrastre. En la ciudad lo hizo muy bien en un momento complejísimo, cuando le valió con aplicar una descarga emocional sobre la plantilla y sobrellevar el peso de la presión sobre sus espaldas.
A pesar de los deslices de esta semana, el mérito de la salvación de la temporada 24-25 siempre será suyo. Gracias a él, la SAD sigue hoy en el fútbol profesional. Lo logró por la ascendencia de su personalidad, por entender qué necesitaba emocionalmente el momento, por haber sabido asegurar los puntos necesarios en La Romareda, por el favor de algún rival y por esa pizca de suerte que siempre hay que tener.
Esta temporada, cuando tuvo que hacer de entrenador, no solo de motivador, Gabi quedó reducido a pocas razones y muchas excusas. Entre medias, el Zaragoza perdió a Adrián Liso, que entró en la operación de su contratación, y a Marcos Luna, al que no veía por aquí. Cuando se marchó, el equipo iba último y había ganado un partido en esta Liga. En los 20 que dirigió, cinco victorias. Ojo.
Gabi no se ha comportado como un gran capitán en una semana capital para el futuro del Real Zaragoza. Este domingo se estrenará en casa Rubén Sellés, un técnico sin pasado en el club y al que, por lo tanto, habrá que colocar en el saco de los inexpertos, a pesar de sus más de cien partidos en los tres primeros niveles del fútbol inglés, 16 de ellos en la Premier, 32 en la Championship.
Huelga decir que la segmentación que hizo Gabi fue absolutamente simplista. La SAD ha tenido entrenadores veteranos, con grandes éxitos en su currículum y que en su ADN no venía el zaragocismo de serie. Tampoco han funcionado. El problema de lo que ocurre aquí es mucho más enrevesado e imposible de resumir en una frase para el aplauso fácil.
Sellés, que despachó con clase la cuestión cuando fue requerido por lo que había dicho su colega, debutó en Gijón, donde el Zaragoza mejoró tácticamente, pero volvió a perder. Jugó a un nivel notable contra once y mal frente a diez. Pagó por los mismos pecados de siempre: no dominar el área propia y la rival. Luego cumplió como era debido en la Copa del Rey, algo que otras veces no había ocurrido.
Gabi dirigió al equipo ante estos rivales: Real Sociedad B, Andorra, Castellón, Valladolid, Albacete, Ceuta, Mirandés, Córdoba y Almería. En casa sumó dos puntos y no ganó. Sellés comenzó frente al Sporting. Ahora le seguirán Deportivo, Granada, Huesca, Eibar, Leganés, Málaga, Cádiz, Burgos, Las Palmas y Racing. Bastante toro bravo le han dejado al valenciano por lidiar con tan mala mano alguna de las vaquillas de la categoría en el inicio del campeonato como para hacer ruido desde los tendidos y distraerlo con rencores del pasado.








