Lamine Yamal concedió una entrevista a José Ramón de la Morena en el podcast ‘Resonancia de Corazón’donde aborda con profundidad sus orígenes y algunos episodios claves vinculados a su familia.
“Me ha cambiado la vida en todo. Antes podía hacer lo que quisiera: podía salir a tomar algo con mis amigos, pero ahora nada de nada. Me acuerdo de la pretemporada de este verano en Corea, en Japón, en China, era imposible salir a cualquier sitio… pero estoy feliz“, empieza diciendo para resumir cómo es ser Lamine Yamal a día de hoy.
La popularidad forma parte del precio de ser una estrella y pasar a ser un privilegiado económicamente. Lamine trata ahora de recompensar a aquellos familiares que se lo dieron todo cuando tenían muy poco. Entre ellos, su madre, Sheila Ebana, una figura clave en su vida y seguramente la persona que más le ha acompañado desde pequeño.
“Mi madre no podía estar mucho conmigo por el trabajo, pero siempre me hacía la cena cuando venía por la noche. Me acuerdo que me compró La PlayStation 4 que para mí en ese momento lo era todo. Tuve de segunda mano la Play 2 y la Play 3 y la 4 ya fue la buena. Ahora juego mucho a la Play5. Tengo un amigo de La Masia que se llama Brian y siempre estamos jugando y lo pasamos muy bien. Yo puedo tener la mansión más grande del mundo que estaré siempre en la sala de la Play”.
Lo primero que hizo Lamine cuando empezó a tener dinero fue preguntarle a su madre dónde quería vivir. “Le pregunté a mi madre qué zona quería y eligió ella misma la casa. Tiene todo lo que podría desear. Para mí, ella es mi reina; es lo que más amo”, destaca.
“Yo venía de estar en un piso donde la cocina y la habitación estaban en el mismo sitio. Veo a mi madre feliz, veo que mi hermano puede tener la infancia que yo hubiera deseado, y eso es lo que más me hace feliz. Veo a mi padre y a mi abuela relajados en sus casas. Es todo lo que un niño podría desear”.
Sus orígenes
La historia de los padres de Lamine es la historia de unos inmigrantes que tuvieron que encontrar su sitio en Catalunya. Unos inicios muy humildes que marcaron los inicios del delantero azulgrana.
“Mi abuela se coló en el bus desde Marruecos y consiguió llegar a Mataró. Empezó a trabajar en tres turnos para que mi padre pudiera venir porque se quedó en Marruecos y, cuando mi abuela hizo algo de dinero, pagó a una señora para que trajera a mi padre y a su hermana, que vinieron con 3 años”, empezó diciendo.
“Mi madre vino de Guinea con mi abuela a Barcelona. Y mis padres se conocieron aquí, así que empezamos a vivir en una residencia de padres jóvenes, que era como un comedor y todo bien. Luego siempre hemos vivido… lo típico que un amigo tiene una casa y te deja una habitación hasta que mis padres se separaron. Entonces él se fue a vivir con mi abuela y mi madre conmigo en Granollers”.
Un cambio de escuela problemático
Siendo un niño, Lamine se marchó a La Masia, un cambio de ambiente que a nivel escolar no terminó de saber gestionar. Lo recordó así: “El primer año fue bien, pero cuando salí de Mataró… no estaba acostumbrado a convivir con el tipo de gente que me encontré en el instituto. Gente de otro rango social y como que me desconecté. No estaba a gusto. No me sentía cómodo. Un poco de todo: profesores, compañeros…”, empezó diciendo.
“Yo venía de un colegio donde me encontraba al de mi barrio, al de la panadería, a de la carnicería… y descubrí cosas que no conocía. Ahora lo haría diferente, pero si no lo hubiese vivido entonces, a lo mejor me equivocaría ahora. He tenido que vivir mucho para saber lo que me gusta y lo que quiero. No me arrepiento de nada”.
Lamine ya tiene un logo personal / Adidas
Lamine reconoce que nunca terminó de creerse ninguna opción que no fuera ser futbolista, a pesar de la frustración de su madre. “Sí, me hubiera gustado estudiar una carrera pero no estoy hecho para eso. Les dije a mis padres: ‘si dependéis de que yo trabaje estamos jodidos. Pero, si me meto a futbolista, tranquilos porque voy a ser futbolista’.
El delantero azulgrana llegó a hacerle una promesa a su madre para tratar de tranquilizarla pero sin grandes resultados entonces. “Un día llamé a mi madre y le dije: ‘mamá, voy a ir al cole, pero no voy a hacer nada. Voy a prepararme para el entreno de esta tarde’. Y me contestó: ‘¿qué te has tomado?’. Y le dije: ‘si yo me centro voy a ser futbolista‘. Me echaba bronca todos los días, pero llegó un punto en el que lo entendió. No les recomiendo a nadie que haga esto, pero era mi sueño y lo conseguí”.
El susto de su padre
Lamine también se sincera, durante la entrevista, sobre uno de los momentos más duros de su vida: el día que apuñalaron a su padre. El delantero explicó todo el proceso y los momentos de mucha tensión que vivió siendo solo un niño.
“Estaba en el coche con mi primo Moha. Tenía el carplay puesto, que conecta el móvil a los altavoces, y me llamó mi prima, que estaba en Marruecos. Y me preguntó: ¿estás solo? Y me lo empezó a contar y también llegaron más llamadas. En ese momento yo era un niño de 16 años.”, recordó.
“Lo primero que hice fue bajarme del coche e intentar irme a la estación de tren para ir a Mataró. Imagínate que eres un niño y te dicen que han apuñalado a tu padre. Intenté subirme al tren, pero mi primo no me dejó. Le dije que me llevara a Mataró o no le volvería a hablar nunca, pero no me dejaron. Me encerraban en casa y yo intentaba salir. Fue un momento duro y al día siguiente tenía entrenamiento. Entonces llamó mi padre y me dijo que estaba bien y que estuviera tranquilo. Lo fui a ver al hospital al día siguiente y ya todo se tranquilizó”.
Su fiesta de aniversario y el ruido alrededor
De la Morena también le recordó todo el ruido que hay alrededor suyo y las cosas que se llegaron a publicar sobre su aniversario. Lamine se mostró tajante: “No me cabreé. Al final me hizo gracia cuando intentaron mancharlo de muchas formas. Salió una señora a hablar diciendo mentiras; diciendo que yo elegía a las chicas de una forma u otra y no tenía ningún sentido. Yo pregunté a mis amigos: ‘¿conocéis a esta señora?’ Nadie la conocía”, subrayó.
“Luego salió el tema de los camareros. Y lo que me hacía gracia es que, la misma tele que decía que me estaba burlando de ellos, los contrató para hacer otras cosas. Ellos estaban ahí trabajando. Son cosas que intentaron manchar y decir que mis fiestas… bueno, pues tendrán que esperar un poco más”.
Lamine destacó que ya se ha familiarizado con todo lo que genera su figura. “No me importa lo que digan de mí. Ya me he acostumbrado. Al final me he dado cuenta de que, cuánto mejor esté jugando, más se hablará. ¿Tú has visto alguna vez en el mundo que algún niño de 18 años salga de fiesta y digan: ‘¡bua, ha salido de fiesta’? O a algún niño de 18 años que digan: ¡bua, ha hecho esta celebración’… Al final es que estoy bien. Yo sé que si mañana salgo a la calle y digo: ‘hola’. Van a decir: ‘ha dicho hola’. Y si tengo una novia, van a hablar de la novia…”.