El Partido Popular (PP) sigue surfeando la ola de la crisis humanitaria en Gaza, convertida por Pedro Sánchez en el arranque del curso político en un asunto crucial también en clave doméstica, mientras en todo el mundo y en España crece la indignación contra la ofensiva del Gobierno de Binyamine netanyahu sobre la Franja, que ya ha provocado decenas de miles de muertos. Así lo evidencian, sin ir más lejos, las protestas y amenazas de boicot a la Vuelta a España, la ronda ciclista que finaliza el próximo domingo en Madrid, sin que pueda garantizarse que vaya a concluir sin nuevas alteraciones de la carrera pese al dispositivo especial que está preparando el Ministerio del Interior. Los conservadores españoles tratan de mantener una postura supeditada a la Unión Europea (UE) justo cuando la presidenta Ursula von der Leyen, de su familia política, ha propuesto ya suspender la parte comercial del acuerdo de Bruselas con Israel, y evitan hablar de genocidio, como sí hace ya desde hace meses el Gobierno.
Los de Alberto Núñez Feijóo llevan una semana conviviendo con voces muy diferentes y distantes en su seno sobre esta crisis. Fundamentalmente por la postura nítidamente pro israelí del PP de Madrid, que su líder y presidenta autonómica, Isabel Díaz Ayuso, manifiesta sin ambages, como hizo el pasado viernes en Arganda del Rey en el mitin que compartió precisamente con Feijóo, y que reproducen varios de sus más próximos, como el portavoz en la Asamblea de Madrid, Carlos Díaz Pache, de cuya boca no sale el menor atisbo de condena a Netanyahu y sí a Sánchez, al que tilda de “antisemita”, y a Hamás, al que responsabiliza en exclusiva del peor rebrote en décadas de la crisis en Oriente Próximo. Incluso el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, evitó expresamente esta semana en el debate sobre la ciudad celebrado en el Ayuntamiento el término genocidio, una postura que reiteró el martes en una entrevista en Onda Madrid.
Veinticuatro horas después, en la primera sesión de control parlamentaria del curso, celebrada este miércoles en el Congreso de los Diputados, Sánchez se dirigió a Feijóo para espetarle: “Repítalo conmigo: es un genocidio”, le retó, marcando las sílabas del término de marras. Hasta hace apenas meses el presidente del Gobierno también evitaba ese término para referirse a la ofensiva del Gobierno de Israel, con el que siempre ha sido muy crítico desde 2023, cuando el atentado de Hamás el 7 de octubre desató la actual situación.
Feijóo no emplea ese término y ni siquiera lo hacen los dirigentes del PP que más claros han sido en la condena de la ofensiva israelí. Singularmente la presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiolaquien en su discurso institucional del pasado domingo con motivo del día de su comunidad autónoma marcó un antes y un después al pedir “alzar la voz ante la barbarie y el horror que se está viviendo en Gaza”. Al día siguiente, durante una entrevista en Telecinco, Feijóo criticó a Netanyahu por confundir deliberadamente a los terroristas de Hamás con las víctimas civiles gazatíes.
El discurso de Von der Leyen
En medio de esta situación llegaba este miércoles el pronunciamiento de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyenuna democristiana alemana correligionaria del PP, durante su discurso de este miércoles ante el Parlamento Europeo. La jefa del Ejecutivo también evitaba el término genocidio, empleado por su vicepresidenta y comisaria de competencia, la ex vicepresidenta española Teresa Riberapero expresaba en términos muy duros su condena de lo ocurrido: “Lo que está sucediendo en Gaza ha conmocionado a la conciencia del mundo. Personas asesinadas mientras pedían comida. Madres sosteniendo a sus bebés sin vida”. Ante esa situación, Von der Leyen abogó por suspender los aspectos comerciales del acuerdo UE-Israel, algo ya reclamado por Sánchez en el último Consejo Europeo antes del verano. También establecer sanciones contra los dirigentes del Gobierno de Netanyahu “más extremistas” y contra los colonos.
Preguntada por la postura fijada por la presidenta de la Comisión, que también defendió implementar sanciones contra dirigentes extremistas de Israel, como ya ha anunciado España, la portavoz parlamentaria del PP, Ester Muñoz, presumió de estar alineada “con nuestros socios”, a diferencia, manifestó, de “Pedro Sánchez y de su Gobierno”. Muñoz acusó al presidente de enfocar la cuestión desde un planteamiento “frívolo” y alejado de los socios comunitarios.
El argumentario estos días de Génova marca una línea roja, la del empleo del término genocidio, sobre el que los populares se remiten siempre a lo que eventualmente dictaminen los tribunales internacionales. En el Tribunal Internacional de Justicia se sigue una causa contra Tel Aviv tras la denuncia de genocidio cursada en su día por Sudáfrica y a la que España se sumó el año pasado, como anunció en su momento el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares.
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