No está bien el césped del Ibercaja Estadio, escenario de los partidos y de la mayoría de los entrenamientos del Real Zaragoza. Su aspecto dista mucho de ser el idóneo y las calvas y la arena continúan siendo una constante desde su implantación, si bien durante el encuentro de la segunda jornada ante el Andorra se observó una sustancial mejoría.
Pero, el pasado sábado ante el Valladolid, volvieron los claros, el bote irregular e incluso cierta dificultad en la conducción en determinados tramos del terreno de juego. La razón reside, al parecer, en que el césped, sembrado todavía sobre la semilla denominada Bermuda y correspondiente a la variante de verano, acusa ya el cambio de temperaturas nocturnas, cada vez más bajas, en la ciudad. Por eso, se va a acometer ya la transición a la variante de invierno, algo que se llevará a cabo nada más terminar el encuentro del próximo lunes ante el Albacete. La metodología permite que ambas especies convivan con el objetivo de que la calidad del césped sea alta durante todo el año.
Será entonces cuando se efectuará una transición que dispondrá de dos semanas (los dos siguientes partidos del Zaragoza serán fuera de casa) para que la nueva variante, denominada Rye Grass, agarre, se consolide bien y no se levante en exceso de cara al encuentro del 5 de octubre que medirá al conjunto aragonés con el Córdoba en el Ibercaja Estadio.
El novedoso proceso fue implantado por la firma Royalverd (elegida después de que Siaver, la que gestionaba el césped de La Romareda y la Ciudad Deportiva, rescindiera el año de contrato que le restaba con el club) a través de una tecnología innovadora que desestima el habitual levantamiento para acometer una siembra de lo que se denomina césped híbrido natural. La medida se adoptó tras un estudio que determinó que las extremas temperaturas que posee Zaragoza tanto en invierno como en verano y la calidad del agua salina de la zona inciden especialmente en el estado de los campos.
Esta modalidad es la que se está implantando, asimismo, en los campos 5 y 6 de la Ciudad Deportiva, escenario habitual de los entrenamientos del primer equipo y todavía sometidos a ese proceso de regeneración en el que se encuentra inmerso desde hace tres meses. Así, el césped pasará a ser de la misma tipología que el que se utiliza en el estadio modular y que también se usó el curso pasado en La Romareda, pero, si bien el campo 5 estará listo en apenas unas semanas, el 6 tardará algo más.