Solo en cinco ocasiones anteriores había llegado el Real Zaragoza a la séptima jornada sin un mísero triunfo en el casillero. El nefasto inicio liguero del conjunto aragonés ya se convirtió, al término del duelo ante el Albacete, en el peor de la historia del club en Segunda Divisiónpero es que, a este paso, lleva camino de batir todos los récords hasta erigirse en el peor de todos los tiempos.
De momento, el Zaragoza de Gabi ya se ha instalado en el tercer cajón del podio al igualar la tercera cosecha más baja a estas alturas de toda su existencia solo mejor que otras dos que quedan muy atrás en el tiempo. En la 52-53 no había sumado punto alguno tras la disputa de las seis primeras jornadas, mientras que en la 42-43 solo había firmado un par de unidades como consecuencia de sendos empates. La conclusión está clara: el Zaragoza firma el peor arranque liguero de los últimos 73 años.
Los tres puntos que acumula ahora son los mismos que sumó en la 2010-2011, en la 2000-2001 y en la 70-71, las únicas temporadas en las que la cosecha fue igual de mala que la de ahora, si bien todos los precedentes se asocian con un Zaragoza en Primera División. Solo en las dos campañas más cercanas (2000-2001 y 2010-2011) el equipo se acabó salvando de un descenso que no esquivó en las tres más lejanas (42-43, 52-54 y 70-71).
En la 42-43 acabó la Liga en penúltima posición, mientras que en la 52-53 y en la 70-71 concluyó como colista para dar con sus huesos en la categoría de plata del fútbol español, la misma en la que se encuentra anclado en la actualidad. En cambio, en la 2000-2001, con Luis Costa desarrollando a la perfección su labor de salvador, consiguió revertir la situación hasta librarse por los pelos del descenso, mientras que en la 2010-2011 terminó la competición en decimotercer lugar tras una gran segunda vuelta con José Aurelio Gay en el banco y una revolución en la plantilla en el mercado invernal.
En otras tres, siempre en Primera, firmó la misma cosecha que ahora y solo en las dos últimas (2000-2001 y 2010-2011) se acabó salvando del descenso a Segunda
Y es que la pírrica cantidad de puntos que el Zaragoza atesora tras las seis primeras jornadas no suele traer nada bueno, lo que cuestiona seriamente el discurso animado y el mensaje alentador pregonado desde el vestuario. «Ahora es más importante que nunca generar una microburbuja en el vestuario, centrarnos en trabajar y en dar lo que nos piden los compañeros y el mister y en no volverte loco si los resultados no llegan. La clasificación es anecdótica, hay que sumar puntos, claro está, pero de esa burbuja del vestuario no nos pueden sacar, hacernos fuertes ahí y ser una familia. Si la burbuja comienza a tener agujeros será un problema», aseguró hace escasos días Carlos Pomares, que llegó a aseverar que «yo es que ni miro la clasificación ahora, me da igual. Da igual cómo empieces, lo que cuenta es cómo acabas en la jornada 42 y lo que haces entre medio. Cuanto más regular seas, mejor. Eso es lo que tenemos que entender todos».
Sin embargo, las palabras del defensa, sin minutos en Ceuta ante la vuelta a la alineación de Tasende, resuenan entre un zaragocismo envuelto en sudores fríos ante una tabla clasificatoria que dicta sentencia y sitúa al Zaragoza entre los peores de la competición. Y eso que el calendario ha sido benévolo y le ha emparejado con tres de los cuatro recién ascendidos. Pero todos ellos han derrotado a un conjunto aragonés que tampoco ha sido capaz de ganar a rivales que, a este paso, están llamados a ser directos en la lucha por seguir con vida (Albacete y Castellón). Con el Valladolid, recién descendido y entre los aspirantes a subir, tampoco pudo.
Así que convendría no despreciar una clasificación que tampoco suele variar mucho de un extremo a otro del curso. De hecho, de los cuatro equipos que a estas alturas del curso pasado estaban en puestos de descenso acabaron descendiendo tres (Ferrol, Cartagena y Tenerife). Solo el Deportivo se salvó.