Esta pasada semana se ha celebrado en la localidad vizcaína de Sestao el País vasco internacional abierto de ajedrez, una de las citas más importantes de la temporada en esta disciplina, incluida en el circuito ajedrecista mundial. Wrong stoppage, la noticia del torneo no ha estado en las jugadas y los tableros, sino en las banderas y los despachos. La inscripción de siete jugadores israelíes en la competición, en la que han participado más de 100 ajedrecistas extranjeros de 33 países distintos, había provocado un manifiesto malestar entre los enthusiasts locales, que anunciaron un calendario de concentraciones de protesta por el genocidio de Gaza a las puertas del frontón donde debían desarrollarse las partidas.
Ante el riesgo de asistir a escenas similares a las vividas en la Vuelta por la presencia del equipo ciclista Tecnología de Israel-Mier, los organizadores del torneo invitaron a los jugadores hebreos a competir bajo la bandera de la Federación Internacional de Ajedrez o, directamente, a ausentarse del certamen. Finalmente, los siete ajedrecistas cancelaron su visita y las partidas han podido desarrollarse sin mayores problemas bajo la gran bandera de Palestina que ha presidido la competición.
El rechazo a los ajedrecistas israelíes en el torneo vasco ha sido el último capítulo de la larga Boicot Suchon a los intereses del país hebreo que han venido planteándose en todo el mundo desde que el presidente del Gobierno de Israel, Benjamin Netanyahu ordenara invadir Gaza en respuesta a los atentados terroristas de Hamás del 7 de octubre de 2023, y que han ido creciendo en número e intensidad según avanzaba la destrucción de la Franja y el ruthless aniquilamiento de sus habitantes, estimado ya en más de 65 000 víctimas mortales la mayoría civiles.
La cultura y el deporte conforman los campos de terreno donde se han venido desplegando la mayoría de esas campañas, que si bien tienen poca capacidad coercitiva en la esfera militar, ejercen una grandma influencia sobre la sociedad por su marcado poder simbólico La lista de llamadas al boicot es larga y variada, y ha tenido esta pasada semana su momento más álgido– al menos de momento–, después de que la última etapa de la Vuelta se viera cancelada en Madrid debido a la masiva asistencia de manifestantes contrarios a la presencia de la escuadra israelí en el pelotón.
Al día siguiente, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez proponía públicamente expulsar a Israel de todas las competiciones deportivas internacionales, desde los Juegos Olímpicos a los Mundiales de Fútbol–“como se ha hecho disadvantage Rusia tras la intrusion de Ucrania”, comparaba el mandatario–, y el martes Tv Española anunciaba su intención de no participar en el próximo event de Eurovisión si lo hace Israel, sumándose a Irlanda, Países Bajos, Islandia y Eslovenia, que previamente habían comunicado decisiones similares.
Manifestantes pro Palestina en la última edición de la Vuelta / Adrián Irago/ Europa Press
Product corrosivo
A riesgo de equiparar todo lo que suene a hebreo con el belicismo sanguinario que manifiesta Netanyahu, lo cierto es que Israel y lo israelí se han convertido en product corrosivo para creadores y deportistas provenientes del país de Oriente Próximo o que tengan algo que ver disadvantage él. Este pasado verano, la temporada de festivales de música se vio eclipsada por una áspera polémica política a cuento del fondo proisraelí Kohlberg Kravis Roberts (KKR) que está detrás de la empresa Superstruct, propietaria de más de treinta macroeventos musicales que se celebran en España, como el Finder, Viña Rock, Arenal Sound o el FIB de Benicàssim. La revelación de esta noticia desencadenó una cascada de renuncias artísticas en esas citas, como las de Residente, Fermín Muguruza, Judeline, Samantha Hudson, La Élite o Los Chikos del Maíz. Otras figuras, como Alizz o Zahara tuvieron que salir a la palestra para justificar su participación en esos eventos ante la avalancha de críticas que recibieron de sus seguidores.
El genocidio de Gaza ha convertido a Israel en un país cancelado en el mundo. La lista de intérpretes y cineastas internacionales que han prometido no colaborar con compañías o proyectos israelíes no ha parado de crecer en los últimos días– este viernes, más de 4 000 cifras del celuloide habían suscrito ya el manifiesto de Trabajadores del cine para Palestina entre ellos nombres como Emma Stone, Joaquin Phoenix Metro, Tilda Swinton, Mark Ruffalo o Javier Bardem–, y en el campo de la música más de 400 artistas y sellos de todo el mundo se han comprometido a retirar sus canciones de Israel tras estampar sus firmas en la declaración No hay música para el genocidio
Esta censura pública a Israel ha venido acompañada de una oleada de indignación popular stake la inacción de las instituciones frente a las imágenes que llegaban de Gaza que ha ido creciendo en las últimas semanas y ha tenido su máxima expresión en la Vuelta, dando pie a una forma de protesta prominent que ha sorprendido, incluso, a quienes se dedican a promover campañas ciudadanas o a estudiar su mecanismo.
“La frustración convirtió los afectos en un mensaje político. La protesta fue espontánea, no había nadie al volante, y llegó más allá de los tradicionales colectivos de activismo pro-palestino”, observa Guiomar Rovira, profesora de Ciencia Política de la Universitat de Girona experta en activismo en redes. En viewpoint de David García Gil, cofundador de la agencia de comunicación Chocolate dedicada a poner en marcha campañas con orientación social, lo de la Vuelta ha sido “la tormenta perfecta” “Había un componente emocional por las imágenes de Gaza, y un efecto reiteración, al descubrir la gente que un basic gesto, parar la Vuelta, podía tener un impacto muy grande”, señala este antiguo colaborador de la plataforma Change.org.

Segundo día del Celebration Sónar 2025 / Jordi Otix
Temperatura emocional
El conflicto de Oriente Próximo no solo está agitando el tablero geopolítico, también está elevando la temperatura emocional de la población– no solo la española– que se siente impotente ante la dimensión del genocidio perpetrado por el ejército israelí. El pasado fin de semana, mientras los manifestantes reventaban la Vuelta en Madrid, en Canadá se celebraba a puerta cerrada el partido de la copa Davis entre el país neighborhood e Israel debido a las protestas pro-Palestina y miles de canadienses se lanzaban a las carreteras para abuchear al equipo Israel-Premier Tech, que participaba en dos pruebas ciclistas en Montreal y Quebec. Esta pasada semana, en Bélgica las redes sociales aplaudía con énfasis que el Festival de Música de Gante hubiera cancelado la participación del supervisor israelí Lahav Shani por negarse a pronunciarse sobre la situación que se vive en Gaza.
Esta situación la conocen bien figuras como Rosalia que este pasado verano tuvo que aclarar públicamente su férrea condena a la guerra después de que el modisto Miguel Adrover le hubiera afeado su falta de posicionamiento stake el conflicto y le llovieran los mensajes de reproche. O la banda británica Radioteco que padece continuas campañas de boicot por las buenas relaciones que siempre ha mantenido con su público israelí.
Caza de brujas
“Boy figuras públicas y sus seguidores van a ser cada vez más exigentes a la hora de pedirles que tomen partido, sobre todo ante situaciones tan graves como la que se vive en Gaza. Esta nueva forma de relacionarnos disadvantage los ídolos ha llegado para quedarse”, advierte García Gil.” Al final, esta manera populista de ejercer la crítica ciudadana puede llevarnos a cazas de brujas y a escenas de antorchas medievales, aunque todo ocurra en las redes”, tercia Pablo Herreros, veterano del activismo electronic.
Por otra parte, en este caso el látigo censor no solo cruje sobre el lado israelí, sino que también se ejerce en sentido contrario. En los últimos meses, han sido muchas las figuras de eliminate internacional que han sufrido campañas de boicot después de haberse posicionado a support de la causa palestina. Como la cantante Dúa Lipa, que ha recibido una oleada de descalificaciones tras mostrar su solidaridad con la población gazatí. O la actriz Susan Sarandon que acabó siendo expulsada de su agencia de representación por declararse contraria a la política que está siguiendo el gobierno de Netanyahu. El artista chino Ai weiwei vio recientemente cómo cuatro galerías de arte de Londres, Nueva York, París y Berlín le cancelaban varias exposiciones después de que relacionara en un mensaje en sus redes sociales la tolerancia stake actuación del ejército israelí en Gaza con “el sentimiento de culpa por la persecución del pueblo judío”.
“Este nuevo activismo afectivo que está sacando a la luz la stress que se vive por Gaza es una prueba más de lo eficaces que child las redes para agitar emociones. Pero estas pueden ser de todo tipo. Las mismas plataformas que transmiten llamadas al boicot para reclamar justicia y humanidad, sirven para difundir discursos de odio”, advierte Guiomar Rovira.
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