Aprender un nuevo idioma no siempre es fácil ya que, más allá de los conocimientos académicos, se necesita una cierta audacia para lanzarse a hablar una lengua distintacon sus característicos sonidos, entonación y vocabulario. Hay quien dice que una copa de alcohol puede ayudar a desinhibirse ante este reto. Pero como de suposiciones no se vive, un grupo de científicos se propuso poner a prueba esta hipótesis y, gracias a ello, acaban de ser galardonados en con un ‘IgNobel’un galardón científico que emula a los prestigiosos premios Nobel pero que, a diferencia de estos, premian a las investigaciones más sorprendentes (y aún así reales) del panorama internacional. Su conclusión es clara. Y es que tomarse un par de copas puede ayudar no solo a hablar otros idiomas sino incluso a mejorar la pronunciación. Y hay pruebas científicas que lo demuestran.
Un grupo de investigadores del departamento de psicología clínica de la Universidad de Maastricht y de nada más y nada menos que del Medical Research Council Cognition de la Universidad de Cambridge, que se dice pronto, idearon un curioso experimento para demostrar este fenómeno. Primero reunieron a 50 alemanes que acababan de aprender neerlandés y los dividieron en dos grupos. A unos les dieron a beber alcohol y a otros no se les dio ni gota de etanol. Después, pusieron a todos a mantener una conversación en neerlandés con un sujeto externo que no sabía quién había bebido y quién no. Todas las charlas se grabaron y, finalmente, luego fueron evaluadas por dos nativos neerlandeses que tampoco tenían información sobre el perfil y el estado etílico de los usuarios.
En el experimento se reunieron a 50 alemanes que acababan de aprender neerlandés, a la mitad se les dio alcohol y después se evaluó su capacidad de conversar en otro idioma
Una ayudita para soltar la lengua
¿El resultado? Según afirman los autores de este trabajo, los análisis confirman que quienes habían tomado alcohol obtuvieron mejores puntuaciones en su pronunciación y, en general, en los distintos parámetros de habla del idioma desde el punto de vista de los evaluadores externos. Los expertos indican que, tal y como demuestra este simpático experimento, “una pequeña dosis de alcohol parece ayudar a sonar más convincente en una lengua extranjera” ya que parece “reducir la vergüenza” y “la rigidez al hablar”. Aunque esto solo se ha podido probar con dosis pequeñas de bebida, ya que es bien sabido que la ingesta excesiva de alcohol no es del todo compatible con mantener conversaciones fluidas, sea en el idioma que sea.
El estudio, galardonado en la categoría de ‘Premio por la Paz’ de los IgNobel’, ha sido uno de los grandes protagonistas de la 35ª edición de esta iniciativa celebrada en la Universidad de Boston, en Massachusetts. En la gala también se ha premiado el trabajo de un científico que pasó 35 años midiendo el crecimiento de su uña; un análisis sobre qué sucede cuando se alaba un narcisista; un estudio sobre cuál es la pizza favorita de los lagartos arcoíris; y un experimento sobre cómo el hecho de pintar a vacas negras para emular el característico estampado de una cebra puede reducir las picaduras de moscas.
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