Cristiano Ronaldo está profundamente enamorado de Georgina Rodríguez desde 2016. El pasado mes de agosto, el exjugador del Real Madrid dio un paso decisivo en su relación y se arrodilló para pedirle matrimonio. La modelo no dudó en proclamar a los cuatro vientos: “Sí, quiero”.
Por ahora se desconoce la fecha exacta de la ceremonia, aunque se rumorea que podría celebrarse a mediados de septiembre de 2026. La pareja se encuentra inmersa en una de las etapas más complejas de la boda: la preparación. Coordinar cada detalle no es tarea sencilla, pero eso no les impide continuar con sus respectivas agendas.
Cristiano está plenamente enfocado en el Mundial de 2026mientras que Georgina sigue impulsando su carrera como modelo, donde será la gran protagonista de su primera portada para la revista ‘Elle’. Además, concedió una entrevista.
La pareja del delantero del Al Nassr empezó explicando que “en estos últimos años, la vida me ha llevado por diferentes caminos que me han transformado. He vivido momentos como el de ser madre, que me ha enseñado una fuerza y ternura que no conocía, también he pasado por retos que me han hecho crecer“.
Cristiano Ronaldo, junto a su futura mujer, Georgina Rodríguez / DEPORTE.es
En la entrevista con la publicación, la modelo habló de su vida actual tras convertirse en madre, y de cómo lo compagina con su trabajo y su relación.
“Nuestro amor no deja de crecer, es algo que cambia, se adapta y se fortalece en cada etapa. Lo que sentimos en estos momentos es verdadero y sólido. Se elige, se cuida y se honra“, expuso.

Los detalles desconocidos de la boda de Georgina Rodriguez y Cristiano Ronaldo / Archivo
Uno de los momentos más tensos de la pareja estuvo relacionado con el anillo de compromiso, cuando ella le dio un ‘ultimátum’, ya que debía ser una pieza imponente, tal como finalmente ocurrió. Cristiano Ronaldo le regaló una joya con un diamante central de gran tamaño, cuyo valor podría rondar los seis millones de euros.
Georgina confesó que “es precioso”, pero “es lo mínimo que me podía ofrecer después de diez años de espera”. Además, contó que “tardé mucho en asimilar la tremenda piedra que me regaló. Me quedé tan en shock que lo dejé en mi habitación y hasta el día siguiente no lo abrí a la luz del sol”.








