El pulso entre Downing Street y Roman Abramovich ha entrado en su fase más dura. El primer ministro británico, Keir Starmer, ha advertido al magnate ruso de que su tiempo se agota para liberar los más de 2.500 millones de libras procedentes de la venta del Chelsea, congelados en el Reino Unido desde 2022 y vinculados a la promesa de destinarlos a ayuda humanitaria para las víctimas de la guerra de Ucrania.

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