El pulso entre Downing Street y Roman Abramovich ha entrado en su fase más dura. El primer ministro británico, Keir Starmer, ha advertido al magnate ruso de que su tiempo se agota para liberar los más de 2.500 millones de libras procedentes de la venta del Chelsea, congelados en el Reino Unido desde 2022 y vinculados a la promesa de destinarlos a ayuda humanitaria para las víctimas de la guerra de Ucrania.
Un aviso en la Cámara de los Comunes
El mensaje del Ejecutivo se ha escenificado este miércoles en el Parlamento. Starmer elevó el tono y dejó una frase que se ha entendido como un aviso formal: “El reloj corre” para que Abramovich cumpla el compromiso que asumió cuando el club cambió de manos en mayo de 2022. El líder del Partido Laborista añadió que su Gobierno está dispuesto a “hacerlo cumplir a través de los tribunales” para que el dinero llegue a quienes han visto sus vidas “destrozadas por la guerra ilegal de Putin”.
En la misma línea, la ministra de Finanzas, Rachel Reeves, calificó de “inaceptable” que miles de millones sigan inmovilizados en una cuenta bancaria británica y zanjó su discurso con un mensaje directo y contundente: “Es hora de que Roman Abramovich pague”. Por su parte, la ministra de Exteriores, Yvette Cooper, reforzó la advertencia política con un argumento moral, al recordar que ese dinero fue prometido “hace más de tres años” y que debe servir para “reconstruir vidas” tras la devastación de la invasión.
Una licencia que abre la puerta
El Gobierno sostiene que ya ha dado el paso administrativo clave. Según el comunicado oficial, el ejecutivo ha emitido una licencia que permite transferir el importe a una fundación benéficacon condiciones estrictas. El destino inmediato debe ser “causas humanitarias” dentro de Ucrania y, además, cualquier rendimiento futuro de esa estructura podría emplearse de forma más amplia para víctimas de conflictos en todo el mundosiempre con una línea roja: nada puede beneficiar a Abramovich ni a otros sancionados.
El dinero permanece congelado bajo un marco excepcional tras la imposición de sanciones al oligarca por sus presuntos vínculos con el Kremlin. La administración central admite que, sin una acción voluntaria por parte de Abramovich y sin la arquitectura completa de la fundación, los fondos seguirán bloqueados, de ahí la amenaza explícita de acudir a los tribunales.
La promesa de 2022
En su declaración difundida por el propio Chelsea cuando anunció la venta, Abramovich aseguró que había ordenado crear una fundación a la que se donarían “todos los ingresos netos” de la operación. Su planteamiento incluía ayudar a “todas las víctimas de la guerra en Ucrania”con financiación tanto para necesidades urgentes como para la recuperación a largo plazo.
Abramovich reaparece en Estambul / TELEVISOR
Sin embargo, ahí reside uno de los nudos políticos del caso. Londres sostiene que el dinero debe ir a ayuda humanitaria en Ucraniamientras que Abramovich ha defendido en distintas ocasiones una interpretación más amplia sobre el alcance de los beneficiarios y que podría incluir a afectados rusos. El nuevo ultimátum podría enmarcarse dentro de la estrategia europea de presionar para que Rusia, o capital ruso bajo sanciones, contribuya a reparar daños de la guerra.
Mientras tanto, el expropetario del Chelsea mantiene un perfil bajo fuera del Reino Unido. The Telegraph reveló a principios de este año que el magnate ruso residía en una “jaula dorada” en Turquíadonde sigue llevando un estilo de vida extravagante y lleno de lujos. La riqueza de Abramovich se vio afectada tras el estallido del conflicto en 2022, aunque, según varios medios, a día de hoy, él y sus familiares han recuperado buena parte de sus bienes. La revista Forbes señala que su patrimonio actual ascendería hasta los 6.900 millones de libras.






