La postal de 68 y 7 con los colores enfrentados; rojo y blanco por un lado y azul y blanco enfrente / el dia
Desde hace un mes, las mañanas en Plaza España tienen una dinámica muy particular: los vecinos salen de casa y miran de qué color amaneció pintado el poste de luz de la cuadra. Rojo y blanco si pasaron primero los hinchas de Estudiantes; azul y blanco si los de Gimnasia se adelantaron. Como en pocos casos, en una vereda se ve una combinación y en la otra, la opuesta. La disputa se aceleró días atrás, en la previa del clásico que hoy definirá la suerte de cada equipo en el torneo Clausura.
Sin embargo, detrás de esa postal que algunos pueden leer y considerar como “folklore futbolero”, en el barrio ya lo viven como un problema. Las pintadas avanzaron sobre postes, frentes de comercios y hasta veredas, y el ida y vuelta entre hinchadas se transformó en una pulseada diaria que rompe la convivencia.
El dilema se acentúa principalmente en las calles que rodean la plaza. En 67 y 68, los colores se repiten a lo largo de las cuadras entre 8 y 6, mientras que sobre la avenida 7 las pintadas avanzan de 66 a 69. Un fenómeno que creció en intensidad en los últimos días, alimentado por la cercanía del clásico y la disputa silenciosa por “marcar territorio”.
“Cada mañana aparece algo nuevo. Esto no es algo de siempre, comenzó hace algo más de un mes”, confesó Romina, vecina de 68 y 7 con local comercial sobre 68. Según Romina, al igual que otros residentes, tuvo que pintar “varias veces” su poste de color negro para que no se intervenga más. “Un día venis y esta pintando de un color y al otro día de otro. Incluso me han pintado las rejas y paredes del local. Estamos bastante cansados”, admitió.
Según su testimonio, los “hinchas pintores” actúan en el silencio y oscuridad de la noche: “Nunca los podemos agarrar en el momento”.
A diferencia de lo que ocurre cerca de los estadios, donde las pintadas son parte del paisaje histórico, en esta zona residencial y comercial el cambio fue abrupto. Los frentistas aseguran que hasta hace pocas semanas la disputa no existía, y que el barrio “estalló de colores” sin previo aviso.
“Lo hacen a la noche para que nadie los vea. Son rápidos. A mi no me molesta porque soy de Gimnasia pero quizás para alguien del Pincha o un neutral puede llegar a incomodarle. Cambió bastante el paisaje del barrio”, expresó Martina, frentista que vive sobre la Avenida 7. “Por el momento lo encuentro simpático, siempre y cuando no se vuelva una ´guerra´”, sumó.
La situación se da en paralelo a un antecedente reciente: en el marco del último clásico disputado el 19 de octubre, la Municipalidad y APreViDe habían realizado tareas conjuntas de repintado en distintos puntos de la ciudad para frenar los conflictos por las pintadas. Pero en Plaza España, los vecinos aseguran que el ritmo del cruce entre hinchadas volvió a intensificarse con la nueva previa del partido.
“Soy de Estudiantes. Este barrio siempre fue Pincha, ahora lo quieren convertir con los colores de la vereda de enfrente. En parte es una muestra de folklore. Particularmente no me gusta pero solo porque cuando salgo de mi casa veo azul y blanco, por suerte de mi vereda siempre está el rojo y blanco”, comentó Lorenzo, vecino de calle 67 y 6.
de los estadios a los barrios
La disputa por las pintadas no es nueva en La Plata, pero en el último año se expandió con fuerza más allá de las zonas tradicionales de pertenencia de cada hinchada. Lo que antes se concentraba en los alrededores del Bosque y el estadio UNO comenzó a avanzar hacia distintos barrios, generando tensiones y episodios de vandalismo que todavía recuerdan los vecinos.
Uno de los puntos más críticos se vivió a comienzos de octubre, cuando varios murales que rodean el estadio aparecieron vandalizados con pintura roja. Entre ellos, el icónico mosaico de Diego Armando Maradona, que se ha convertido en un emblema de los hinchas triperos y otros dedicados a referentes del club.
La respuesta no tardó en llegar: los alrededores de 1 y 57 amanecieron teñidos de azul, en una escalada que derivó en cruces, amenazas y patrullajes durante toda la madrugada con el objetivo de frenar la respuesta de las barras.
En ese marco, tampoco pasó desapercibido lo ocurrido en 2 y 57, donde un edificio recién restaurado fue pintado con los colores de Estudiantes por un grupo que se movilizó en tres motos, que incluso discutió y maltrató a una vecina jubilada que intentó frenarlos. Para los frentistas, aquel episodio marcó un límite y expuso que la disputa había dejado atrás el “colorido folklórico” para transformarse en daño directo.
El arreglo del frente, explicaron, fue un pedido que llevaron a cabo a raíz de los vandalismos repetitivos que se cometen en esa esquina del centro de La Plata. No obstante, lejos de presentarse una solución, al parecer los vecinos deben convivir con estas muestras de vandalismo en sus fachadas.
Mientras tanto, en Plaza España el partido sigue jugándose, casi como un anticipo del que se sucederá hoy dentro de la cancha. Cada madrugada trae un nuevo capítulo y cada vecino lo vive a su manera: algunos con fastidio, otros con resignación y unos pocos con cierta simpatía por el paisaje cambiante. Lo único seguro es que, gane quien gane hoy, los postes volverán a amanecer pintados. Y el barrio, partido al medio por colores que no eligió, seguirá mostrando en sus calles la huella de una rivalidad que nunca descansa.








