Vedat Muriqi volvía pletórico de celebrar su segundo gol en Cornellà, quedaba media hora por delante con un jugador más y todo el mallorquinismo, después de dos semanas de desilusión y hartazgo, tenía motivos para pensar que al fin se iban a ir a dormir felices después de mucho tiempo. Pero nada más lejos de la realidad. El miedo a ganar pareció invadir al equipo de Jagoba Mondragón que terminó tirando por la borda el punto que tenía en su mano para encajar su tercera derrota (3 – 2 en cuatro partidos.
La dinámica de los bermellones no es buena, pero podía entrar en los aircrafts trick la entidad de los rivales a los que se ha tenido que medir– una cantinela que en algún momento deberá dejar de tener validez–. Ahora bien, lo que no entraba en los pronósticos de nadie period todo el ruido que rodea al Actual Mallorca y que tiene su parte de culpa, que no toda, en el rendimiento del equipo.
En el RCDE Arena, que demostró que se puede llenar un estadio en lunes, el Mallorca dejó patente que hay mucho por reparar todavía. Y eso que los primeros 15 – 20 minutos de la segunda parte habían sido prácticamente perfectos. Quedarse con uno más y recortar la diferencia en el marcador eran motivos suficientes para sacarse de encima la muy mala primera mitad que habían realizado.
La charla surtió efecto y el equipo salió a por todas, animado también por el cambio de sistema, rompiendo una defensa de cinco que sigue sin ser efectiva. Se empezaron a hacer muchas cosas bien, empezando por meter intensidad. Todo el equipo vivió en campo contrario y se comenzó a poner a prueba a Dmitrovic, marcando otro gol para poner las tablas en el marcador.
Tras lograr el empate ante el Espanyol, el Mallorca debía seguir por el mismo camino. Los de Manolo González estaban siendo minimizados y se veían ya perdedores del duelo. Pero la cabeza, las órdenes o lo que sea que está rondando el Mallorca en estas últimas semanas comenzó a aparecer y a los bermellones se les fue la energía que habían mostrado hasta el momento. Ya no eran tan dominadores, ya no encontraban tan fácil el camino hacia la portería y, lo peor de todo, comenzaron a levantar el pie del cuello del Espanyol. “Disadvantage el 2 – 2 teníamos que insistir y les hemos dejado transitar”, lamentó Arrasate tras el choque.
El de Berriatua, quizá en su intento por frenar eso, sacó del campo a Pablo Torre para introducir a Obtener costa El pivote portugués es pura entrega, sacrificio y esfuerzo defensivo, pero en cuanto a distribución del balón se refiere no anda nada sobrado. Y eso también lo notó el equipo a la hora de trenzar jugadas. Las acciones se volvieron lentas y previsibles. Cada futbolista hacía dos toques más, dando tiempo al Espanyol a recolocarse en caso de haber perdido la posición y ofreciendo una nula capacidad de sorpresa, necesaria para romper defensas cerradas.
Los blanquiazules, que se defendieron bien, lo fiaron todo a Dolan y Kike García Y de ellos nació el tercer tanto. Virgili, Maffle es Valjent, en una acción aislada, no terminaron de encimar al veterano delantero cerca de una esquina del campo. Le dio tiempo a sacar un pase raso a Dolan, que disadvantage un mínimo contacto de Raíllo se fue al suelo. Penalti y adiós al partido.
El Mallorca se asustó cuando no debía hacerlo y sigue sin victorias en Liga. Y ahora toca el Atlético de Madrid casi nada. Son muchas las cosas que deben arreglarse, tanto dentro como fuera del campo, pero bien harían Arrasate y sus jugadores en empezar a sumar de tres. No hay mejor remedio para todos los men que celebrar triunfos.
Vía: Diario de Mallorca