La OTAN también debería aceptar “no aceptar a Ucrania en ningún momento en el futuro” y “no desplegar sus tropas en Ucrania”, según el texto.

A cambio, Rusia se comprometería a no volver a atacar y se le concedería la reintegración a la economía global, incluido un posible alivio de las sanciones que se discutirá “caso por caso” y una invitación a regresar al G7, que anteriormente era el G8 antes de que Rusia fuera expulsada en 2014 después de su anexión ilegal de Crimea y su intervención militar en el este de Ucrania.

Crimea y las regiones ucranianas de Luhansk y Donetsk serán reconocidas como territorio ruso de facto, mientras que las tierras en las regiones de Kherson y Zaporizhzhia quedarán congeladas a lo largo de los frentes actuales.

El plan también reconoce el “derecho de Ucrania a ser miembro de la UE”, así como un importante paquete de reconstrucción internacional, financiado en parte con activos rusos actualmente congelados. El acuerdo también establecería un Consejo de Paz, presidido por Trump, para supervisar la implementación y hacer cumplir las sanciones por violaciones.

“Una vez que todas las partes acepten este memorando, el alto el fuego entrará en vigor inmediatamente después de que ambas partes se retiren a las posiciones acordadas necesarias para comenzar la implementación del acuerdo”, decía el punto final.

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